Solo uno de cada diez bancos europeos cumple las exigencias del BCE en materia climática

Las entidades financieras tienen hasta junio para presentar sus planes para alinearse con las demandas del supervisor

El sector financiero tiene por delante mucho trabajo para adaptarse a lo que el Banco Central Europeo (BCE) reclama de ellos. Andrea Enria, presidente del Consejo de Supervisión del BCE, avanzaba este jueves que tan solo un 10% de los bancos europeos que supervisan (más de 100) estaría actualmente alineado con las recomendaciones en materia de riesgos climáticos lanzada el pasado noviembre por el supervisor.

Enria, en una entrevista en Reuters, reconocía que estaba impresionado por la sinceridad de las entidades financieras, que tienen hasta junio para presentar un plan sobre cómo cerrarán la brecha con las expectativas supervisoras, porque han reconocido en el autoanálisis presentado a la entidad que están muy lejos de lo que se demanda de ellas.

Enria insta a las entidades a que se comiencen a mover

«Tenemos un vacío y no tenemos siglos para completarlo. Tenemos que empezar a movernos y lo tenemos que hacer ahora», ha señalado Enria.

«El punto ahora para nosotros es dar un mensaje claro a los bancos de que una vez que las acciones estén bien identificadas, necesitamos ver un cambio. La prueba de resistencia que estamos planeando para el próximo año será un paso importante para avanzar en esa dirección. El área en la que hay más desalineación con nuestras expectativas es la gestión de riesgos», ha avanzado el presidente del consejo de supervisión del BCE.

Meses muy intensos por delante

El calendario del sector financiero en materia de riesgos climáticos está muy apretado. Además del ejercicio de autoevaluación y objetivo de alineación en el que están trabajando las entidades, el año que viene se realizará el primer test de estrés climático al sector.

«Por analogía con los ejercicios actuales de estrés test, se prevé que se aplique para las entidades financieras significativas», apunta Pablo Vañó.

En 2021, esas entidades son Bankinter, el BBVA, el Banco Sabadell y el Banco Santander. CaixaBank y Bankia están eximidas por el proceso de integración -los test de estrés arrancaron en enero-, pero de cara a la prueba climática la fusión ya es efectiva.

En el caso de las entidades menos significativas, y cuya supervisión recae en el Banco de España, no se descarta que se pueda realizar un ejercicio similar. En este segundo grupo estarían entidades como Kutxabank, Ibercaja, Unicaja (antes de la fusión con Liberbank) o Abanca.

Todavía no existe visibilidad sobre cómo serán los test exactamente los test de estrés. A diferencia de las pruebas de resistencia habituales, que crean escenarios ‘macro’ más o menos críticos para un periodo de tres años -los que arrancaron en enero someten al sector a tres años más de recesión- y miden su impacto en el capital, en el caso del test climático se espera que abarque periodos de tiempo muy extensos, llegando a los treinta años.

Esa visión largoplacista es especialmente compleja a la hora de establecer, por ejemplo, variables como el precio del CO2, que es clave y que, además, se encuentra claramente en claro ascenso, y también los escenarios macroeconómicos.

Un empujón desde todos los lados

En paralelo a la presión de los supervisores, los bancos están siendo presionados desde otros muchos frentes alrededor de distintos vértices relacionados con el clima.

El más evidente, y que ya ha llevado a varias entidades españolas a adherirse a movimientos internacionales que les comprometen a adaptar su cartera para que sea cero emisiones en 2050.

Este compromiso, que les obliga a crear una hoja de ruta con compromisos claros y que afecten a sectores concretos, también repercute en los riesgos del climáticos de cada entidad.

Los test de estrés climáticos pasarán a ser regulares dentro de la Unión Europea, lo que permitirá ir constatando si la estrategia, efectivamente, consigue controlar los riesgos operativos.

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