Las firmas de ‘rating’ ESG cogen el guante a los supervisores

RepRisk hace pública la metodología de sus análisis, después de que S&P incorpore esta información en sus calificaciones habituales y de las alertas de la ESMA e IOSCO

Las calificaciones ESG continúan en el foco de los supervisores ante la ausencia de regulación y la poca información sobre la metodología con la que se establecen los distintos ‘ratings’.

Desde la European Securities and Markets Authority (ESMA), la organización que aglutina a las CNMV europeas, hasta la Organización Internacional de Comisiones de Valores (IOSCO), han lanzado en los últimos meses algunas advertencias sobre el riesgo de los rating ESG; acusándoles de falta de transparencia e insistiendo en lo dependientes que los mercados se están volviendo de ellos.

En este contexto no parece casualidad, que la firma especializada RepRisk haya optado por hacer pública la metodología que aplica en sus análisis ESG, con los que sin calificar -según puntualiza- evalúa y identifica sistemáticamente los riesgos materiales ESG.

No es la única que está dando más visibilidad a los datos. Las agencias tradicionales de rating están haciendo público cómo la ESG influye en sus calificaciones de crédito habituales.

S&P, por ejemplo, arrancó esta política en noviembre para la deuda corporativa.

Una base de datos de 185.000 empresas

RepRisk es una firma suiza fundada en 1998, lleva quince años centrando su actividad en el análisis ESG. 

Con una base de datos –Reprisk ESG Risk Platform– de 185.000 empresas públicas y privadas y más de 50.000 proyectos de infraestructuras, los analistas marcan y monitorizan a diario los riesgos ESG así como las infracciones “de los estándares internacionales que pueden tener impactos financieros, reputacionales o de cumplimiento”.

La máxima es, según explican en RepRisk, analizar si las empresas “hacen todo lo que dicen” en materia de derechos humanos, normas laborales o cuestiones ambientales.

Entre algunas de las herramientas que utiliza se encuentran soluciones de inteligencia artificial y ‘machine learning’ para tratar datos de más de 100.000 fuentes. Entre la información analizada se incluyen noticias de medios, organismos gubernamentales, grupos de expertos o incluso redes sociales.

El posicionamiento de Reprisk es, precisamente, no creer lo que dicen las empresas. “Nuestra metodología está impulsada por problemas y eventos en lugar de por la empresa. Analizamos las partes interesadas de acuerdo con el alcance de nuestras investigaciones”, apunta el documento publicado por la compañía.

La distribución de las compañías

Del total de empresas que figuran en la base de datos, un 85 por ciento no cotizan en bolsa, mientras que el 15 por ciento restante sí lo hace. Cada día, RepRisk añade “entre 30 y 50 compañías”.

Se encuentran repartidas, además, a lo largo de todo el mundo. Un 33 por ciento pertenece a Asia; un 26 por ciento, a Europa y un 24 por ciento a América del Norte. 

Las regiones con menos representación son América Latina-Caribe (9 por ciento), África (5 por ciento) y Oceanía, con un 3 por ciento.

En cuanto a los proyectos analizados destacan fábricas, minas, oleoductos, plantas químicas o puertos. Además, Reprisk proporciona información sobre otras entidades como ONGs -analiza más de 25.000- y los mencionados organismos gubernamentales, con un archivo de más de 18.000 fuentes.

Una metodología en 4 pasos

Así, RepRisk elabora su propia metodología a partir de cuatro pasos. El primero, el cribado e identificación de un volumen diario de 150.000 nuevos documentos para analizar.

El segundo, el análisis, en el que más de 110 analistas revisan y aprueban los informes seleccionados en función de su relevancia. Asimismo, los documentos se dividen en función de tres parámetros: gravedad, el “alcance de la fuente de información, y la novedad, esto es, si una empresa o proyecto es “la primera vez que se expone a un asunto ESG”.

El tercer paso es la certificación de calidad. “Antes de que un incidente de riesgos sea publicado, se somete a una verificación por parte de un analista senior para garantizar que el proceso general esté en línea con la metodología”, detallan en Reprisk. 

Por último, la metodología concluye con la cuantificación del riesgo, en el que el índice elaborado por RepRisk “captura dinámicamente la exposición al riesgo de reputación relacionado con ESG”. 

De esta forma, la última calificación es similar a la de las agencias de ratings, con notas desde AAA -la mejor- hasta D, lo que “facilita la evaluación comparativa y la integración de ESG.

Por ello, desde la firma pretenden arrojar algo más de transparencia de acuerdo a la demanda de los reguladores. “La definición legal debe construir un rating ESG que capture el amplio espectro de herramientas de evaluación que existe en el mercado”, recomendaba la ESMA en una carta enviada por su presidente, Steven Maijoor, a la Comisión Europea.

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