La industria de la inversión pide más tiempo para integrar la taxonomía y el Reglamento de Divulgación

EFAMA, la asociación del sector en Europa, aboga por un periodo transitorio en sus alegaciones a la ESMA, EBA y EIOPA y teme que los fondos con objetivos sociales se vean perjudicados

El caos regulatorio surgido alrededor de la entrada en vigor del Reglamento de Divulgación preocupa a la industria de la inversión colectiva, que sigue sin contar con todo el desarrollo normativo necesario para dar luz pública a las estrategias de sostenibilidad de sus fondos.

EFAMA, la asociación de la inversión colectiva, ha pedido a la ESA, una denominación común en la que se integra la ESMA, la EBA e EIOPA, un periodo transitorio que se prolongaría durante 2022 para poder armonizar la taxonomía sostenible con los requisitos técnicos del Reglamento de Divulgación, ya que todavía no cuentan con toda la guía técnica y, con el calendario actual, sería imposible poder tenerlo preparado el 1 de enero del próximo año.

En sus alegaciones al respecto de la normativa técnica para la adaptación a la taxonomía al cuerpo de reguladores apunta que sin contar con una guía cerrada el riesgo está en crear desconfianza en los usuarios y en multiplicar la necesidad de actualización de la información.

“Si las RTS revisadas se adoptan en el tercer trimestre de 2021, el calendario no permitirá el tiempo suficiente para cumplir con los nuevos requisitos de divulgación antes de la fecha de solicitud del 1 de enero de 2022″, explica en un comunicado Dominik Hatiar, asesor de políticas regulatorias en EFAMA.

«Instamos a la Comisión Europea a que establezca un período de transición en el primer año de la aplicación de la taxonomía a las divulgaciones de nivel 2 de las empresas financieras, específicamente los artículos 5, 6 y 8 de la taxonomía», añade.

«Un periodo transitorio en el caso de las nuevas enmiendas de RTS relacionadas con la taxonomía, que se encuentran en consulta pública, limitaría el número de veces que los documentos precontractuales tendrían que actualizarse y aportarían transparencia a los inversores finales», valoran desde EFAMA.

En paralelo a la normativa técnica para integrar la taxonomía y el Reglamento de Divulgación, se está trabajando en el desarrollo de un paquete de RTS. Si ambos no se integran en un único documento, la industria se verá forzada a tener que adaptar toda la documentación al menos en dos ocasiones.

La discriminación de los fondos con perfil social

El Reglamento de Divulgación obliga a las gestoras a explicar en sus folletos en qué grado la sostenibilidad está ligada a la cartera y al modelo de gestión de cada producto. Los productos considerados ‘sostenibles’ deben incluirse en los grupos 8 y 9, aunque el proceso de revisión de folletos está en marcha y siguen existiendo muchas dudas sobre el desarrollo técnico.

La consulta sobre la que se ha pronunciado EFAMA, impulsada por la ESMA, EIOPA y la EBA y cerrada el pasado 12 de mayo, abría un periodo de réplicas para la propuesta técnica de los reguladores a la hora de armonizar la taxonomía y el Reglamento de Divulgación; de forma que la información estuviera alineada.

Así, el documento de trabajo de las ESAS afectaba, concretamente a estos dos grupos de fondos, pero sólo en lo que se refiere a lo medioambiental; algo que hace que la revisión y el desarrollo normativo sea incompleto, atendiendo al trabajo que queda por delante, en cuanto a la clasificación de productos sostenibles.

Así, uno de los puntos que plantea EFAMA, es que la revisión técnica afectaría negativamente a aquellos productos que persiguen un impacto social y no medioambiental, ya que se verían obligados a consignar que no están alineados con la taxonomía europea, al no contar con un modelo específico de clasificación.

Europa está trabajando en una nueva taxonomía social, que inevitablemente también afectará a los productos sostenibles y que, en el futuro, debería conllevar nuevos cambios.

Con este escenario, EFAMA insiste en que las continuadas revisiones normativas están suponiendo un importante incremento de los costes para la industria.

Uno de los más le preocupa, es la obligación de contratar herramientas que midan la alineación con la taxonomía. Para la industria, dado que existe una gran concentración en el universo de proveedores de datos, esto expone al sector al riesgo de verse obligado a pagar precios elevados por estos servicios.

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