La élite del ‘reporting’ financiero se alía para crear un modelo único de información ESG

La revisión de la directiva sobre información no financiera en la que trabaja la Comisión Europea es una oportunidad para fijar un marco común en la zona euro

Acrónimos correspondientes a los diferentes estándares de ASG a punto de alcanzar su punto de ebullición

La sopa de letras, como se conoce informalmente a la retahíla de acrónimos correspondientes a los diferentes estándares y frameworks de reporte ESG, está a punto de alcanzar su estado de ebullición.

La divulgación de información ESG se está transformando de forma imparable en una obligación de rango legal. La demanda para superar su voluntariedad, compartida por muchos inversores y otros stakeholders, es tan antigua como las primeras iniciativas al respecto, que se multiplicaron durante la pasada década.

Desde un primer momento ya se alzaron voces objetando que tarde o temprano la divulgación de información ESG tendría que regularse de forma coercitiva para evitar la fragmentación, no solo geográfica, sino de fondo y forma.

La última edición del estudio Carrots and Sticks, que rastrea todo requisito obligatorio o voluntario de reporte ESG existente a nivel global, analizó más de 600 disposiciones en 2020, casi el doble que en 2016.

Falta de comparabilidad e inconsistencia son las principales deficiencias que se achacan a la producción y divulgación de esta información, mal llamada “no financiera”. 

Otros prefieren los términos “pre-financiera” o “extra-financiera” para enfatizar que cuando tales divulgaciones ESG son materiales, tienen un impacto decisivo en las cuentas de resultados de las entidades que las publican.

A falta de una etiqueta perfecta que capture su verdadera naturaleza, el consenso ha cristalizado en la menos mala de todas las opciones. Tal ha sido el caso de la directiva europea de información no financiera de 2014, uno de los intentos más meritorios en este terreno pero que se ha quedado manifiestamente corto.

La directiva introdujo nuevas obligaciones de divulgación ESG, dejando flexibilidad a las empresas para cumplir con las mismas. Numerosos estudios, valga entre todos ellos citar los del Alliance for Corporate Transparency, han puesto de manifiesto que la directiva no está funcionando

Numerosos estudios ponen de manifiestos que la directiva europea no está funcionando

La urgencia de una revisión

El Plan de Acción: Financiar el desarrollo sostenible y Pacto Verde Europeo de la Comisión Europea recomendaron una revisión de la directiva, que se está llevando a cabo con un primer borrador esperado para enero de 2021. 

Una de las partes más importantes de su revisión es si conllevará o no la creación de estándares ESG a nivel europeo, lo cual supondría un movimiento sin precedentes en el ámbito de la publicación de cifras no financieras.

Este punto aún no está confirmado por la Comisión que, de momento, ha encargado un estudio preliminar de estandarización ESG al European Financial Reporting Advisory Group (EFRAG).

En septiembre se nombró a un grupo de expertos presididos por el veterano contable Patrick de Cambourg. EFRAG presentará su dictamen también en enero. 

Una de las cuestiones que la Comisión ha dejado claro es que no se reinventará la rueda y los potenciales estándares europeos que podrían derivarse de la reforma se basarán en las iniciativas existentes más relevantes. Es decir, la crème de la crème de la sopa de letras. 

Hacia la búsqueda de principios comunes

En este sentido, cinco de los principales acrónimos Sustainability Accounting Standards Board (SASB), Global Reporting Initiative (GRI), Climate Disclosure Standards Board (CDSB) e International Integrated Reporting Council (IIRC) han decidido formar una alianza. Dejando a un lado las rivalidades tácitas entre algunos de ellos, su colaboración pretende encontrar principios comunes a sus respectivas iniciativas. 

Cinco de los principales acrónimos colaboran juntos para encontrar principios comunes a sus respectivas iniciativas.

Postulándose juntos en este preciso momento, sus respectivos proyectos podrían tener opciones más claras de consideración como pilares de los potenciales estándares europeos. 

Su iniciativa va un paso más allá del Corporate Reporting Dialogue (CRD), centrado solamente en el alineamiento común de los frameworks de sus miembros con las recomendaciones del Task Force on Climate-related Financial Disclosures (TCFD).

Los participantes en el CRD son los cinco anteriores junto con International Organization for Standardization (ISO), International Accounting Standards Board (IASB) y su contraparte norteamericana Financial Accounting Standards Board (FASB), este último  como observador. 

Una de las claves se encuentra en que ninguno de los estándares y frameworks existentes captura el principio de doble materialidad que el legislador europeo quiere conseguir. Esto significa reporte financiero que explique el impacto de las cuestiones ESG en las compañías, y viceversa, el impacto de las compañías en la sociedad. 

A finales de septiembre, el IFRS Foundation, órgano de gobierno del IASB, que elabora los International Financial Reporting Standards (IFRS), anunció su intención de investigar cuál puede ser su papel en el terreno del reporte sostenible.

Hay una consulta al efecto que concluye el 31 de diciembre en la que se ha propuesto la creación de un Sustainability Standards Board que complemente al IASB.

Durante los últimos años muchos inversores institucionales han reclamado al IFRS Foundation precisamente liderazgo y una mayor involucración en el sustainability reporting. Muchos lo ven como la entidad ideal para crear estándares de divulgación ASG con status similar al de sus IFRS, es decir globales, comparables y de obligado cumplimiento.

Sin embargo, el acercamiento del IFRS Foundation al terreno de la sostenibilidad va para largo pues no hay nada más concreto que una consulta pública sobre su propio futuro.

Por el contrario, la UE trabaja con un calendario de trabajo más exigente y urgente, regido por los compromisos de neutralidad climática que las instituciones europeas se han fijado. La UE no puede esperar a que el IFRS Foundation tome las riendas, aun a riesgo de no conseguir la universalidad de los estándares desde un primer momento. 

Las bases podrían asentarse en un horizonte no muy lejano

Es presumible pensar que en un horizonte de menos de dos años podrían haberse sentado las bases o estar cerca de tener estándares ESG promulgados por una organismo europeo establecido con ese fin. 

Entretanto, el Reino Unido anunció el 9 de noviembre que las recomendaciones del TCFD serán obligatorias en todos los sectores de la economía con una hoja de ruta que reformará toda legislación que sea necesaria en un periodo de cinco años. En cualquier caso, tal ambición regulatoria también necesitará de estándares ESG que definan qué significa exactamente cumplir con el TCFD. La sopa de letras continuará en el menú por mucho tiempo.  

Diccionario de acrónimos ESG

CRD: Corporate Reporting Dialogue

FRS Foundation: International Financial Reporting Standards Foundation 

IASB: International Accounting Standards Board 

ISO: International Organization for Standardization

FASB: Financial Accounting Standards Board 

SASB: Sustainability Accounting Standards Board 

GRI: Global Reporting Initiative

CDP (antiguamente Carbon Disclosure Project, ahora CDP)

CDSB: Climate Disclosure Standards Board

IIRC: International Integrated Reporting Council 

TCFD: Task Force on Climate-related Financial Disclosures

EFRAG: European Financial Reporting Advisory Group

Ahora en portada