La Comisión Europea recibe más de 46.500 respuestas a su consulta sobre la taxonomía

La consideración, o no, del gas como sostenible es uno de los puntos que ha creado más enfrentamiento entre la industria y el activismo climático y que tendrá que resolver la UE

La generación energética limpia es clave. Foto de Riccardo Annandale en Unsplash

La taxonomía europea ha creado todo menos indiferencia. El documento de consulta para establecer qué industrias se merecían formar parte del listado de actividades sostenibles en la Unión Europea ha generado más de 46.500 respuestas; una cifra que refleja el interés que está provocando el desarrollo de la normativa verde dentro de Europa.

En concreto, según ha adelantado este fin de semana, Martin Spolc, jefe de la unidad de finanzas sostenibles en la Comisión Europa, al cierre de la consulta -hasta la medianoche de pasado viernes- se habían recibido un total de 46.591 respuestas.

La Comisión Europa deberá ahora dibujar un texto definitivo del borrador difundido el pasado 20 de noviembre y que es muy relevante porque señala a las industrias consideradas sostenibles; lo que es un primer paso muy importante para mover capitales hacia esos sectores; pero también crítico para los que se queden fuera de la lista; que podrían ver reducidas sus vías de financiación.

En las discusiones que se han llevado a cabo en los últimos meses, las dos energías que han suscitado más polémica son la nuclear -muy relevante para Francia – y el gas, que es importante para España y para empresas como Naturgy, que cuenta con un importante parqué de centrales de generación eléctrica mediante ciclos combinados de gas.

La viabilidad de algunas energías verdes puede depender del documento final de taxonomía

Pero también es clave la posible lista de energías verdes incluidas -algunas en desarrollo-, cuya viabilidad depende de que obtengan el visto bueno para continuar desarrollándose.

Un punto sobre el que también existe controversia, ya que se quiere asegurar que las inversiones se canalicen hacia sectores capaces de controlar el cambio climático pero con tecnologías que hayan probado su validez.

La Comisión, muy presionada

Desde que los primeros trabajos de la taxonomía vieran la luz, el debate sobre dónde debía ubicarse el gas y la energía nuclear ha creado controversia, y ahora tendrá que ser la Comisión Europea la que dé a conocer una clasificación que puede tener un notable impacto económico, tanto positivo como negativo. Estaba previsto que el texto definitivo se diera a conocer a lo largo de este trimestre, pero podría retrasarse, dado lo ajustado del calendario.

Desde la industria del gas han defendido su papel como negocio sostenible y han sido muy activos en su actividad de ‘lobby’ en los últimos años. En verano, Reuters avanzaba que desde, desde principios de 2018, estas dos industrias habían llevado a cabo más de 300 reuniones con autoridades de la Unión Europea.

Pero desde el entorno ecológico o de instituciones que promueven la inversión responsable, se está presionando para que Europa deje fuera de la propuesta de la clasificación de actividad sostenible a cualquier tipo de industria que desarrolle combustibles fósiles.

Eurosif, del que forma parte Spainsif, ha pedido a la Comisión que deje fuera de la taxonomía a los combustibles fósiles, entre ellos el gas

En este sentido, unas 130 asociaciones civiles -entre ellas Eurosif, en la que e integra Spainsif– , WWF o la española ASUFIN, presentaron un comunicado en que se pedía a la Comisión que, en su última reflexión, aplicara principios científicos y que descartara la inclusión del gas o de las nucleares.

Esta última asociación, en un comunicado, recogía las principales conclusiones del texto, que eran claramente una medida de presión contra la Comisión y la acusaba de “haber ignorado las recomendaciones de su propio grupo de expertos técnicos en taxonomía, que tenían en gran medida una base científica y eran sólidas”.

También pedía que revisaran las condiciones de una serie de industrias; entre ellas «la bioenergía, la energía hidroeléctrica, la forestación sostenible, el transporte por aguas interiores, el uso de biocombustibles y biogás en el transporte y el hidrógeno», recomendaba.

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