El regulador europeo reclama a las aseguradoras un análisis más detallado de sus riesgos climáticos

La patronal española, Unespa, comparte la decisión de integrar los riesgos del clima pero considera que el análisis debe permanecer a discreción de las compañías

La Autoridad Europea de Seguros y Pensiones de Jubilación (Eiopa en sus siglas en inglés y Aespj, en español) quiere que las compañías aseguradoras den otro paso adelante en la evaluación de sus riesgos operacionales ligados al cambio climático.

Así los recoge en un Dictamen de Opinión en el que refleja su exigencia de supervisión y análisis de diferentes escenarios ante el cambio climático, que deben tenerse en cuenta en la Evaluación de Riesgo Propio y Solvencia (ORSA). Se trata, por tanto, del ‘examen’ que deben pasar las entidades sobre los diferentes escenarios a los que se enfrentan en función de los posibles riesgos a futuro.

Estas nuevas exigencias por parte del supervisor europeo -y dirigidas a los supervisores nacionales, en el caso de España la Dirección General de Seguros– no son una gota en el desierto, sino que suponen un paso más en cómo los riesgos medioambientales ligados al cambio climático están permeando todo el sector financiero.

En la misma línea, la Autoridad Bancaria Europea (EBA) y el Consejo de Estabilidad Financiera (FSB) emitieron sendos informes a finales del pasado ejercicio en los que ponían de relieve los complejos escenarios que pueden impactar a la industria consecuencia del clima. Por ejemplo, la exposición de la banca a zonas geográficas que sean más proclives a daños por catástrofes medioambientales. 

Los motivos por los que requiere un análisis más exhaustivo

Y la realidad del sector asegurador es similar. Por ello, la Eiopa apunta que si bien la industria del seguro puede verse afectada por riesgos físicos vinculados al cambio climático, sólo un reducido número de compañías evalúan los riesgos asociados a este en la ORSA. Además, apunta que en su mayoría son análisis limitados al corto plazo.

“El cambio climático constituye un serio riesgo para la sociedad, incluidas las empresas de seguros y reaseguros”, recoge el dictamen de la Eiopa. “La transición hacia una economía de cero emisiones de carbono […] puede reducir significativamente las inversiones en los sectores intensivos en carbono.

También puede generar mayores demandas legales respecto a las compañías que no tengan en cuenta el impacto del riesgo climático, lo que puede afectar a las aseguradoras, directa o indirectamente, a través de la asunción de la responsabilidad”, argumenta el citado dictamen. 

“La Directiva Solvencia II [las regulaciones del sector asegurador] requiere a las compañías a considerar en su sistema de gobierno corporativo, gestión de riesgos y solvencia todos aquellos riesgos a los que se enfrente en el corto y largo plazo; y a los que están o pueden estar expuestos”, refleja el texto.

“También cuando estos no se incluyen (en su totalidad) en los cálculos de capital de solvencia obligatorio (Solvency Capital Requirement o SCR)”. En esta misma línea recuerda que la propia Comisión Europea ya ha instado a las compañías a integrar la sostenibilidad dentro de la gestión de riesgos.

Exige un análisis de riesgos más detallado, a corto y largo plazo

Ahí es donde entran sus exigencias, dado que requiere no sólo más análisis, sino también con un enfoque a largo alcance, que sirva de garantía en cuanto a la solvencia y la viabilidad de las entidades a ese largo plazo.

Básicamente, el enfoque que propone la autoridad europea es un análisis de riesgos más completo y una supervisión más detallada y amplia por parte de los supervisores nacionales. Es decir, una identificación material de la exposición de las compañías en función de escenarios climáticos que sea más exhaustiva. 

Contempla dos escenarios, dependiendo de si la temperatura global sube o no más de dos grados

Por un lado, contempla un escenario en el que el aumento de la temperatura global se mantiene por debajo de los 2 grados centígrados, preferiblemente no más de 1,5, y que es el que persigue Europa con su estrategia de reducción de emisiones contaminantes de cara a 2030 y 2050, año en el que se espera llegar a las cero. Por otro, el escenario severo, en el que el cambio climático se intensifica y la temperatura global aumenta en más de 2 grados centígrados.

De esta forma, el supervisor europeo contempla una hipótesis global donde no servirían ninguno de los acuerdos internacionales ya sellados, como el Acuerdo de París o los que están por llegar, como los compromisos que esta misma semana presentarán las grandes potencias mundiales en la Cumbre del Clima organizada por Joe Biden, y en la COP26 que se celebrará en Glasgow el próximo mes de noviembre, aunque Boris Johnson ya los habría anticipado.

Es martes adelantó que se comprometía a reducir en un 78% las emisiones del Reino Unido hasta 2035, estableciendo el «objetivo más ambicioso del mundo» de acuerdo con sus propias palabras.

Mirar al corto y al largo plazo

En este mismo sentido, el dictamen insta a ese doble enfoque, a corto y a largo plazo. En cuanto al primero, apunta que los reguladores deben esperar que las empresas evalúen sus riesgos. “Existe una fuerte evidencia de que el cambio climático está afectando a la frecuencia, severidad y distribución de los eventos climáticos extremos y de los desastres naturales”. 

“No sólo el riesgo físico a corto plazo, sino también un riesgo de transición”, apunta. Bajo este concepto, pone el ejemplo de que los “gobiernos decidan introducir un impuesto sobre las emisiones de carbono; o un avance tecnológico que redujera la dependencia de los combustibles fósiles”, explica.

“Los mercados financieros también pueden revaluar sus expectativas sobre una transición hacia una economía baja en carbono, lo que conlleve una caída de los activos que actualmente son intensivos en este”, añade.

Y, a largo plazo, “los reguladores también deben de esperar que las compañías evalúen los riesgo ante el cambio climático empleando un análisis de escenarios para informar de su planificación estratégica”. El organismo europeo recoge que ese horizonte temporal a largo plazo, pueden ser décadas, algo que estaría fuera de los horizontes actuales contemplados en ORSA. 

Existe una fuerte evidencia de que el cambio climático está afectando a la frecuencia o severidad de los eventos climáticos

“Actualmente, sólo el 35% de las pérdidas totales causadas por eventos climáticos extremos están aseguradas en Europa”, apunta el documento de la Autoridad Europea.

“Los perfiles de riesgo más altos por causas climáticas pueden conllevar una mayor presión [para el sector] poniendo en riesgo la continuidad de la actividad y la gestión de riesgos de las empresas, limitando la disponibilidad del reaseguro”, refleja. “Por tanto, las empresas se enfrentan a un desafío estratégico”.

Pero también ve una oportunidad, para adaptarse, para garantizar la viabilidad del negocio asegurador e, incluso, hacerlo más asequible. 

Este mayor grado de detalle y análisis va a requerir no sólo un esfuerzo adicional a las compañías, sino también a los supervisores nacionales que es a los que se insta a hacer un análisis más detallado, tanto cuantitativo como cualitativo.

Además apunta que los instrumentos para recopilar toda la información debe ser el ‘reporting’ regular, sobre todo el de supervisión de Evaluación de Riesgo Propio y Solvencia, el citado ORSA. Eso sí, la autoridad europea da margen y apunta que no supervisará la aplicación de esta exigencia a las autoridades nacionales hasta dentro de dos años.

Luces y sombras del informe para el sector asegurador

En cuanto a qué opina el sector, fuentes de Unespa -la patronal del sector asegurador- indican que “en la Opinión publicada por Eiopa se resalta la necesidad de considerar los riesgos derivados del cambio climático más allá del horizonte temporal de un año, establecido para los requerimientos de capital de Solvencia II, a través del sistema de gobernanza, la gestión de riesgos y el informe de autoevaluación de riesgos y solvencia”.

Añaden que “desde Unespa, se comparte el propósito de Eiopa de integrar los riesgos del clima en Solvencia II. No obstante, la inclusión de escenarios estandarizados a largo plazo en el ORSA puede que no sea la vía más apropiada”. 

“La decisión de realizar un análisis prospectivo sobre los riesgos del cambio climático debería permanecer a discreción de la aseguradora, tener en cuenta las especificidades geográficas relacionadas con el riesgo de cambio climático y reflejar adecuadamente la situación de riesgo individual de la entidad”, indican las citadas fuentes.

“En todo caso, desde Unespa se da la bienvenida a la propuesta de Eiopa de que sólo se tengan en cuenta estos escenarios en el ORSA si la aseguradora considera los riesgos climáticos como materiales”.

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