Banca. Los riesgos climáticos demandan otro esfuerzo en capital

La EBA anticipa que el sector irá reforzándose antes de que las provisiones sean obligatorias, anticipándose a un entorno regulatorio más duro, y en paralelo a la publicación de datos

No hay vía libre todavía para repartir dividendos, pero a la banca europea ya le está surgiendo otro elemento distorsionador de sus políticas de retribución y de su rentabilidad: las provisiones específicas para reforzarse contra los riesgos climáticos.

La EBA anticipa que el sector comenzará a engrosar su reserva de capital para cubrir riesgos antes de que sea obligatorio y en paralelo a que vayan dando información sobre estos riesgos.

«Una de las cosas que las divulgaciones han demostrado siempre es que son un catalizador para que los bancos hagan las cosas mejor», señala Pilar Gutiérrez, directora de la Unidad de Informes y Transparencia de la EBA en declaraciones a Bloomberg.

“Lo vimos en 2011, en medio de la crisis de la deuda soberana, cuando comenzamos a promover la transparencia en este activo entre las entidades financieras», añade Gutiérrez.

La EBA estaría trabajando en un modelo para que los bancos informen sobre sus riesgos sociales y medioambientales y que las entidades tendrían que comenzar a utilizar a finales del año que viene. Sin embargo, no existe todavía ninguna fecha específica para que esos riesgos se deban traducir en provisiones específicas.

No obstante, una vez que los datos se conozcan, el regulador europeo espera que las entidades comiencen a reforzarse con el objetivo de «lucir mejor de cara a sus stakeholders», apunta Gutiérrez.

Los test de estrés y la difusión de ‘green asset ratio’ ya comenzarán a dar información sobre estos aspectos, y la presión comenzará a surgir sobre el sector.

De hecho, las entidades financieras son conscientes y están pidiendo al Banco Central Europeo (BCE) que no haga los públicos los resultados de los test de estrés climático para evitar un hipotético castigo del mercado.

La banca esgrime que, por el momento, no cuenta con suficientes datos de sus clientes y que eso dificulta el poder ofrecer resultados realmente alineados con la realidad.

El BCE ya avanzó en verano que prácticamente todas las entidades financieras europeas habían reconocido que estaban lejos de cumplir con sus exigencias supervisoras.

Un problema de rentabilidad

El sector financiero europeo arrastra una larga trayectoria de bajas rentabilidades y una de las causas de esa merma se la achacan a la regulación y al incremento de los requisitos de capital.

Con el objetivo de evitar una segunda crisis financiera, las autoridades de supervisión han sido muy estrictas con los requisitos de capital en los últimos años y el sector ha tenido que ir construyendo esta reserva, en un entorno de tipos de interés negativos, que no les ha ayudado a ser rentables, dificultando la fidelización de sus accionistas.

La pandemia del coronavirus ha obligado a la banca a hacer otro esfuerzo en provisiones para lo que se ha visto obligada a retener dividendos.

Aunque todavía no se conoce los niveles a los que se colocará la morosidad, está previsto que el BCE levante el veto a las políticas de retribución a partir del 30 de septiembre.

Se espera que el Santander, BBVA o Bankinter aprueben de forma inmediata un dividendo pagadero en octubre

El Santander, BBVA o Bankinter son alguna de las entidades que se espera que aprueben el reparto de un dividendo de forma inmediata una vez que estén autorizados para ello. Los analistas, de hecho, anticipan que se producirá un pago en el mes de octubre.

El riesgo climático, sin embargo, forzará ahora al sector a reforzarse todavía más para estar preparado para asumir pérdidas, lo que volverá a ser un reto para las entidades, que todavía no han cerrado los planes de ajuste de costes derivados de la digitalización.

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