Una radiografía al mercado español de deuda sostenible

La guerra en Ucrania ha pasado factura al mercado de deuda corporativa sostenible español en el primer trimestre. Pero los planes de inversión de las empresas crecen

La financiación verde y sostenible obtenida en España en el primer trimestre de este año a través de la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles, la única fuente de la que en este momento se dispone de una aproximación fiable a los datos y cifras, se situaría en 6.317 millones de euros, según los cálculos que hemos realizado en OFISO.

De ellos, 2.126 millones de euros corresponden a instituciones públicas -los denominados soberanos y subsoberanos (SSA)-; seguidos de los emitidos por entidades financieras, con 2.370 millones; y, finalmente, los corporativos, con 1.821 millones de euros.

Ello supone un incremento del 103 por ciento de los SSA, que duplican su volumen respecto al primer trimestre de 2021, especialmente por la reapertura hace pocas semanas del bono verde que el Tesoro emitió en 2021; un crecimiento del 19 por ciento por parte de las entidades financieras; y una caída del 52 por ciento de los corporativos, respecto a ese mismo período del pasado año.

Una decena de protagonistas

Estas emisiones han estado concentradas en menos de una decena de emisores, en línea con lo que ha ocurrido en años pasados, poniendo de manifiesto la necesaria ampliación del perímetro de emisores sostenibles que viene reclamando OFISO.

Entre ellos, CaixaBank con una emisión de 1.000 millones, un volumen similar al de las emisiones efectuadas por Iberdrola, la Comunidad de Madrid y el Tesoro en su reapertura del bono verde de 2021, así como otras emisiones de Acciona y Acciona Energía, Banco Sabadell, Caja Rural de Navarra, el Gobierno de Navarra y Grenergy.

De este modo, el volumen de financiación aportada a través de estos instrumentos sufre una reducción del 7 por ciento respecto al primer trimestre de 2021. La mayor parte han sido emisiones de bonos Verdes, con 4.192 millones, seguidos de los denominados sostenibles, con 1.125 millones, y los sociales con 1.000 millones.

Este menor volumen debe valorarse a la luz de las complejas circunstancias que estamos viviendo, en particular la invasión de Ucrania, que ha venido a sumarse a la pandemia, y las incertidumbres y shocks económicos, financieros y sociales generadas por ambos eventos.

De hecho, vamos conociendo muchas de las negativas circunstancias derivadas de ellos, pero aún faltan por conocer buena parte de las grietas que pueden haber abierto en los valores imperantes.

Es cierto que también algunos de estos valores pueden salir reforzados o recibir un impulso por parte de la sociedad como reacción a estos negativos acontecimientos.

Uno de estos valores imperantes que puede verse impulsado, uno de los de mayor alcance y peso en los últimos años, es la lucha contra el cambio climático y las catástrofes que está generando, todo ello verificado por el consenso científico, reforzado por el último informe de IPCC.

De hecho, “sostenible” es el término talismán en la actualidad, y financiar todo aquello que contribuya a estos fines va a ser sin duda una apuesta ganadora, aunque quizá las actuales circunstancias obliguen a una cierta armonización y revisión de los plazos y de las necesidades y prioridades.

En este sentido deben tomarse las palabras de Christine Lagarde en su última rueda de prensa después de la reunión del consejo del BCE en la que, tras declarar que “se estima que el crecimiento se mantuvo débil durante el primer trimestre de 2022”, reconoció que el programa Next Generation EU “acelerará las transiciones energética y verde. Esto debería ayudar a mejorar el crecimiento a largo plazo y la resiliencia en la zona del euro”.

Muchos proyectos para financiar

Esta resiliencia del mercado de financiación sostenible se ha podido evidenciar en nuestro país durante el primer trimestre en toda una serie de novedades y anuncios muy reseñables por parte de empresas y entidades. Entre otros, el caso de ACS que analizará a un total de 90.000 proveedores con criterios de sostenibilidad hasta 2025, incrementando también el recurso a la financiación verde en su plan de sostenibilidad hasta esa fecha.

También, el avance realizado por AENA, que planea emitir hasta 3.000 millones en deuda verde o el anuncio de que Repsol lidera un consorcio para acelerar el hidrógeno verde con inversiones de más de 3.200 millones.

Tampoco hay que pasar por alto el proyecto Shyne (Spanish Hydrogen Network) en el que participan también Enagás, Alsa, Bosch, Celsa, Talgo, Scania, Iberia, Navantia, Sidenor, Pymar, SEPI o Tubacex, así como la inauguración por parte de Iberdrola en mayo de su planta de hidrógeno verde en Puertollano (Ciudad Real), la mayor instalación de este tipo para uso industrial en Europa.

Asimismo, hemos conocido la nueva estrategia de Cepsa, que invertirá entre 7.000 y 8.000 millones de euros hasta 2030 en movilidad y energía sostenibles en España y Portugal; entre otros.

Cabe también destacar el reconocimiento de BBVA como primer banco más sostenible en el Dow Jones Sustainability Index (DJSI); la previsión de que el sector de eólica marina aspira a crear 100.000 empleos en España en los próximos años; o la operación formalizada por la compañía de Renting Arval España con CaixaBank, la primera operación de crédito sostenible por 500 millones de euros para financiar los nuevos vehículos que se incorporarán a su flota de automóviles de renting.

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