La presión legal contra Shell salta de continente

Tras la histórica sentencia en Holanda, que la obliga a reducir emisiones, la petrolera se enfrenta ahora a nuevas demandas en África

La petrolera Shell mantiene su tira y afloja con los grupos medioambientales en los tribunales, en un año que ha venido bastante cargado de enfrentamientos en los tribunales.

La semana pasada, un juzgado de Sudáfrica desestimó la petición de cuatro organizaciones activistas climáticas, entre las que se encontraba Greenpeace, contra el programa de exploraciones sísmicas que Shell prevé desarrollar en las costas del país, “dada la escasez de información sobre la probabilidad de daños ambientales”, según explicó el auto del juez.

Argumentos que, sin embargo, no convencieron a los ecologistas. Otra plataforma, Sustaining The Wild Coast, centrada en la protección de las costas sudafricanas, ha presentado otra demanda contra la petrolera alegando el daño irreparable que las exploraciones podrían causar en la vida marina.

Una plataforma con palmarés

“Sentimos un sentido del deber de proteger nuestra tierra y el mar para las generaciones futuras y para el beneficio del planeta”, dijo Reinford Zikulu en el comunicado publicado por Sustaining The Wild Coast.

Esta plataforma cuenta con el respaldo legal del bufete de Richard Spoor, un abogado que cuenta en su haber con varias demandas exitosas contra compañías mineras sudafricanas para compensar a los mineros por las enfermedades respiratorias provocadas por el amianto.

Sustaining The Wild Coast no solo apunta hacia el daño al ecosistema marino de Sudáfrica, sino que la plataforma alega que la petrolera no cuenta con los permisos necesarios para desarrollar su programa de exploraciones.

La demanda provocará que Shell deba personarse ante el Tribunal Superior de África de Ciudad del Cabo el próximo 14 de diciembre, sumando un nuevo capítulo a su larga lista de visitas a los tribunales.

La sombra de las emisiones

Otro de los argumentos que esgrime Sustaining The Wild Coast se cimenta en que el estudio de exploraciones sísmicas de Shell incumpliría con su reciente compromiso de reducción de emisiones.

Precisamente, este fue el mayor conflicto legal para la petrolera del año, cuando a finales de mayo la Justicia de Países Bajos le impuso la obligación legal de reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero.

Un veredicto histórico que, al obligar al gigante petrolero, podría tener consecuencias en el resto de compañías del sector a nivel global.

El fallo, sin embargo, solo se puede aplicar en terreno neerlandés, lo que llevó a la petrolera a plantear hace unas semanas la división de sus negocios entre Países Bajos y Reino Unido, con una regulación más laxa en el campo de las emisiones.

La respuesta de Shell a la demanda de Sustaining The Wild Coast tampoco se hizo esperar, y anunció en un comunicado que tiene en cuenta las demandas de las comunidades locales así como su compromiso para reducir su impacto ambiental.

Compromisos que, por el momento, convencen más a los mercados que a los activistas climáticos.

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