Los retos de la inversión responsable en la deuda soberana

¿Pueden los gestores de fondos presionar a los gobiernos en materia de sostenibilidad? Las estrategias de implicación son complicadas, pero existen oportunidades en lo social

El fuerte crecimiento de la inversión responsable y de los criterios ESG no avanza de forma homogénea en los distintos tipos de activos. La disponibilidad de datos y la capacidad de influencia de los gestores mediante sus estrategias de implicación (‘engagement’) han favorecido un mayor desarrollo de las estrategias ligadas a la renta variable o a la deuda corporativa, de acuerdo con los participantes en el encuentro «Deuda soberana sostenible» organizado este jueves por Spainsif.

Por el momento, una de las áreas más complicadas para gestionar es la deuda soberana, a pesar de que es un activo muy presente en las carteras de los inversores mundiales y que por culpa de la COVID-19, está aumentado de forma muy significativa requiriendo de un importante esfuerzo inversor.

Los expertos participantes en el encuentro de Spainsif reconocían este jueves que era una área todavía compleja de gestionar, además de por la ausencia de datos actualizados, por el impacto «político» que pudiera producir el presionar a los estados.

Empujar a un país a que adopte una política u otra aunque esté enmarcada dentro de los criterios ESG es complicado ya que entre los gobiernos y sus votantes se ha producido un compromiso en el que parece complicado e inoportuno influir (las decisiones que salen de las urnas comprometen).

Una de la vías es crear alianzas con ONG que influyen en la mejora de criterios sociales

No obstante, sí que quedan áreas en las que se puede trabajar; por ejemplo, con países en vías de desarrollo. Unas de las posibilidades, independientemente del diálogo activo que pueda producirse directamente con los responsables de cada gobierno, es crear alianzas con diferentes ONG.

Este tipo de acercamientos facilita que sean las propias organizaciones no gubernamentales las que influyan para que se produzcan avances dentro de una comunidad en temas sociales.

Relacionando el riesgo de crédito y la sociedad, durante el encuentro se defendió que uno de los factores críticos para asegurar la capacidad de pago de un estado es que se refuercen los criterios sociales.

Mejoras como la sanitaria, o la esperanza de vida, la evolución del mercado laboral son indicadores de que los países que van mejorándolos dentro del universo emergente también irán reforzando su capacidad de pago. Una evolución que reducirá la beta de sus emisiones de deuda soberana.

La ESG, de alguna manera, siempre ha estado presente en la renta fija ya que uno de los componentes más importantes a la hora de establecer su valor es la gobernanza; es decir, la fortaleza institucional de cada país.

Esto ha provocado que el riesgo se haya dividido entre países de la OCDE y no OCDE de manera tradicional. La actividad de los bancos centrales, muy activos en la compra de deuda, también ha colaborado a que se refuerce la idea de que la deuda soberana es un activo con riesgo nulo.

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