La inversión responsable debe mejorar y batir al mercado, no convertirse en él

Los gestores de fondos pueden favorecer el cambio en aras de ayudar a proteger el medio ambiente, mejorar la diversidad y la inclusión

En los últimos años, la industria de la inversión ha experimentado un cambio fundamental en la forma en cómo aborda la inversión responsable. Lo que se necesita en estos momentos es una verdadera transparencia y el reconocimiento de que las estrategias medioambientales, sociales y centradas en la gobernanza (fondos ESG) no representan un producto homogéneo.

Hace solo unos años, la inversión responsable se consideraba una actividad de nicho, un fenómeno europeo. Algunos argumentaron que socavaba el deber fiduciario. Muchos estaban convencidos de que, intrínsecamente, repercutía en rentabilidades más bajas en las carteras.

Cómo han cambiado los tiempos. Los inversores de todo el mundo, tanto institucionales como minoristas, ahora están preocupados por cuestiones que van más allá de los balances.

El entorno actual está acelerando la tendencia. Por ejemplo, recientemente el Reino Unido anunció planes para lanzar los primeros ‘gilts’ verdes y exigir la divulgación de los riesgos climáticos de las empresas, a medida que se avanza hacia una economía de cero emisiones netas de carbono.

Los inversores de todo el mundo, tanto institucionales como minoristas, ahora están preocupados por cuestiones que van más allá de los balances

Debido al crecimiento de los activos financieros gestionados por terceros, el mundo ve cada vez más a los gestores de fondos como un elemento que puede favorecer el cambio en aras de ayudar a proteger el medio ambiente, mejorar la diversidad y la inclusión, promover la igualdad social y las oportunidades e implementar una gobernanza adecuada para garantizar que las compañías estén gestionadas con una orientación de largo plazo.

No es de extrañar que las asignaciones hacia inversiones orientadas al ESG estén aumentando con mucha velocidad.

En un informe reciente desarrollado por PwC se exponía que los activos ESG representarán el 57% del total de los fondos europeos en el 2025, calificando esta situación como el “mayor cambio en el panorama de inversión” desde la llegada de los ETF. Un nuevo escenario en el que se pondrá los criterios no financieros en igualdad de condiciones con las métricas económicas habituales.

Pero no debemos caer en el mismo error hoy con las inversiones ESG que se cometió en respuesta al aumento de la inversión pasiva. La gestión indexada representó una falta fundamental de transparencia que erosionó la confianza de los inversores.

En este sentido, a medida que crece la demanda de la financiación sostenible, los ahorradores se enfrentan de nuevo al desafío de dejar la rumorología atrás.

Los activos ESG representarán el 57% del total de los fondos europeos en el 2025

La solución, tanto en estos momentos como por aquel entonces, ha de basarse en una transparencia óptima junto con un enfoque con sentido común que ha de cimentarse sobre las necesidades únicas de los clientes.

Los gestores pueden ofrecer un nivel de ESG que se adapte a cada inversor, pero los inversores deben tener clara su convicción relacionada estos criterios. ¿Cómo se aplica en las rentabilidades? ¿Cómo genera impacto? ¿De qué manera se implementa en el proceso de inversión?

Debemos asegurarnos de que no hay que permitir que la carrera para incorporar los criterios de inversión socialmente responsable en las tácticas estratégicas se convierta en una disputa hacia el producto, donde el ESG se convierta más en una estrategia de marketing para todos los inversores, que en el hecho de reconocer sus diversas necesidades e intereses.

La verdadera inversión responsable tiene que ver con la diversidad, no con la divergencia, al igual que con el compromiso sobre la exclusión y el impacto. El resultado está por encima de los productos. También trata de batir al mercado, no de replicarlo.

Las firmas de la industria de la inversión deben ser gestoras activas: han de votar de acuerdo con los objetivos de ESG que pretenden defender e informar periódicamente sobre sus resultados.

Esto último es más fácil de decir que de hacer. La ausencia de directrices y definiciones coherentes con las que los jugadores puedan examinar los mercados, entre los que se encuentran los créditos de carbono, los fondos ESG y los bonos verdes, es uno de los problemas más importantes a los que se enfrenta nuestro sector.

En un evento reciente que organizamos sobre esta temática en Asia, Christine Kung, directora de asuntos internacionales y finanzas sostenibles de la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong, señaló que, gracias a la proliferación de los diferentes estándares, la incorporación de las divulgaciones de los criterios ESG de la compañía en los marcos y documentos regulatorios convencionales ha sido difícil.

Los inversores no pueden conseguir divulgaciones comparables y coherentes al tomar decisiones, mientras que no existen definiciones y taxonomías coherentes a nivel mundial. La buena noticia es que los reguladores están trabajando juntos para abordar estos desafíos.

Las normativas desarrolladas por el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima suponen un buen punto de partida, pero los inversores han tardado en adoptarlas. Los gestores de activos claramente pueden desempeñar un papel importante en la promoción de su utilidad para los clientes y demostrar su eficacia en el proceso de inversión.

Los inversores necesitan definiciones y taxonomías coherentes a nivel mundial

Dada la complejidad que tienen estos factores, la industria de la inversión no puede solucionar los problemas del mundo por sí sola. La integración del ESG por parte de los gestores de inversiones es un paso importante, pero no es suficiente como tal.

Necesitamos trabajar con otros (gobiernos, ONG y otros inversores) para encontrar nuevas formas de movilizar e invertir capital y trabajar junto con otros en el sector para actuar como un motor de cambio.

Existe un problema universal al que se enfrenta la inversión ESG a nivel mundial: cuando los inversores escuchan estos criterios, cada uno lo interpreta de manera diferente.

El ESG no debe ser un enfoque único para todos. Tampoco es necesario que sus elementos estén igualmente presentes en todas las inversiones. Estos problemas tardaron mucho en crearse y tardarán tiempo en resolverse. Una cartera diversificada puede exigir que exista experiencia en el clima además de poseer un bagaje independiente en gobernanza.

El ESG puede ofrecer una serie de alternativas, desde la gestión de riesgos hasta el rendimiento y el impacto en el mundo real. Los necesitan transparencia para poder percibir la relación calidad-precio, distinguir un enfoque del otro y, al igual que el riesgo de la inversión, adaptarlo a las necesidades de su cartera.

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