La inversión de impacto reivindica su perfil diversificador

Federated Hermes, Mapfre o la Fundación Anesvad, entre otros expertos, analizan cuáles son sus principales ejes de crecimiento en España

Inversión de impacto

La pandemia de Covid-19 ha supuesto un antes y un después para los inversores de todo el mundo. La concienciación social y climática se ha disparado entre los españoles, con un creciente interés por la inversión de impacto.

Esta corriente, que lleva la inversión con criterios de sostenibilidad ambiental y social al extremo positivo y se diferencia del ESG tradicional por su intencionalidad y su medición, se está extendiendo a cada vez más tipos de activos.

¿Qué alternativas tienen los inversores? ¿Es posible medir el impacto con activos líquidos? Esas son algunas de las cuestiones resueltas en la jornada ‘Inversiones de Impacto. Aproximaciones y rentabilidad’, celebrada este jueves por la Asociación de empresas de asesoramiento financiero (Aseafi).

«Cada vez hay más alternativas en impacto y creo que eso es buenísimo para que haya carteras más diversificadas y que se pueda generar impacto a través de los ahorros», ha señalado Carlos Capela, director de distribución de Federated Hermes en España y Portugal.

En este sentido, en la oferta disponible en España se diferencian varias aproximaciones al impacto. La primera y más explorada es a través del capital privado con inversiones directas o con exposición a fondos de capital riesgo.

«En la inversión en fondos no cotizados el impacto es más puro. Se invierte en menos compañías, típicamente son más pequeñas y están centradas en un tema», ha defendido Isabel Goiri, presidenta del Consejo Asesor de Inversiones ISR y de impacto en la Fundación Anesvad.

Como inversores institucionales, pueden acceder a esta vía para generar impacto positivo en temas como la educación y la agricultura. Sin embargo, estos vehículos no están disponibles para todos los públicos.

Por ello, resulta muy interesante, según Capela, que esté creciendo el acceso a fondos líquidos con activos cotizados, que generan más impacto en las comunidades. Es también una forma de acercar la inversión de impacto a los ahorradores de a pie, los inversores ‘retail’.

En España, la oferta de fondos líquidos de impacto ha aumentado este año y viene tanto de entidades nacionales, como Mapfre AM o Caixabank AM, como internacionales, entre las que se encuentra la gama de Federated Hermes.

Limitaciones

Además de estas dos aproximaciones, durante el encuentro se han abordado otras vías interesantes como las soluciones de mecenazgo tecnológico que ofrece Kaudal o con renta fija no cotizada de sectores como microfinanzas.

Una de las compañías que ofrece este tipo de exposición es la firma especializada en microfinanzas Mikro Capital. La compañía está especializada en la zona de la Ruta de la Seda y financia a mujeres emprendedoras en países árabes.

A pesar de la crisis del Covid-19, Mikro Capital ha logrado mantener su ratio de NPL (cartera de préstamos vencidos) por debajo del 1 por ciento, según ha detallado su fundador y presidente, Vicenzo Trani.

«Creo que la inversión de impacto se puede expandir a casi todos los activos, si se consigue hacer la medición de forma adecuada», ha asegurado Matellán, economista jefe de Mapfre Inversión.

Matellán ha incidido en el cambio de mentalidad de los inversores. «Me cuesta distinguir entre burbuja y cambio de mentalidad. Quiero pensar que es un cambio de mentalidad en el mundo financiero para ir mas allá del beneficio monetario y aportar a la sociedad», ha zanjado.

Entre las limitaciones, por ejemplo, los fondos cotizados (ETF). Estos productos generalmente automatizados tienen entre sus ventajas el menor coste, algo que de hacerse las mediciones necesarias para la inversión de impacto perderían.

Precisamente, la medición es una de las cuestiones más centrales y a la vez más controvertidas. «Es una disciplina que está en pañales, a veces es difícil medir porque ciertos puntos son subjetivos», ha aseverado el experto, que cree que la regulación debe proveer de un marco comparable y flexible.

En el caso de Mapfre AM, el marco más útil para medir el impacto social y ambiental de sus fondos son los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Con ellos, se crea una suerte de ‘teleraña’ de datos que se facilita a los inversores de sus fondos responsables.

«Vemos que en España está aumentado la mentalidad de querer impactar positivamente en la sociedad con la inversión, pero lo cierto es que en los países nórdicos, en Holanda o en el Reino Unido llevan mucho más tiempo pensando en el impacto», ha zanjado Capela, de Federated Hermes.

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