La inversión de impacto española demanda mayor apoyo gubernamental

La industria de la inversión con impacto social se consolida con casi una decena de gestoras en España, a la espera de una mayor participación del sector público que actúe como catalizador

Inversión de impacto

El sector de la inversión con impacto social y medioambiental va ganando protagonismo en España, donde casi una decena de entidades de capital riesgo especializadas y un Consejo Asesor Nacional reman juntos a la espera de un mayor apoyo de los organismos públicos que permitan despegar este mercado.

Conforme la inversión con criterios sostenibles ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por las siglas en inglés) gana en popularidad y para evitar el ‘greenwashing’, cada vez son más los inversores institucionales, fundaciones y particulares comprometidos que quieren ir un paso más allá, con la inversión de impacto positivo.

En España, son ya al menos ocho las entidades de ‘venture capital’ —como GAWA, Ship2B Ventures o Creas Impacto— las enfocadas en la gestión de fondos de impacto social, al mismo tiempo que algunos protagonistas del capital privado clásicos también se han adentrado con algún fondo de estas características.

Este desarrollo y la diversificación de los actores del sector privado español va todavía por detrás del de países vecinos como Francia o Portugal, donde el papel del sector público ha sido esencial para el arrastre de fondos a proyectos con impacto.

«A nivel autonómico y municipal hay algunas iniciativas públicas de inversión de impacto, pero se echa en falta una apuesta firme por parte del Estado para nutrir y hacer crecer todo el mercado», explica a José Luis Ruiz de Munain, consejero delegado del Consejo Asesor Nacional para la Inversión de Impacto, Spain NAB.

Spain NAB reclama una estrategia nacional de impacto para aprovechar los fondos europeos

El CEO del órgano consultivo independiente que representa al país en el ‘Global Social Impact Investment Steering Group’, nacido del G8, reclama la necesidad de una «estrategia nacional de impacto para lograr movilizar dinero a mayor escala, aprovechando la llegada de los fondos europeos».

«Con los fondos Next Generation habrá una oportunidad muy interesante para que el sector público ayude a apalancar más capital privado en la inversión de impacto», reclama Ruiz de Munain en una entrevista con SOCIAL INVESTOR.

Para ello, considera que el papel del Estado no debe ser «competir o sustituir» al sector privado, si no movilizarlo con tres líneas: fondos de asistencia, instrumentos financieros de inversión como garantías y contratos sociales como los fondos de pago por resultado.

Entre las iniciativas estatales en marcha destaca una de AXIS, la gestora de capital privado del Instituto de Crédito Oficial (ICO), con una línea de 50 millones de euros para inversión en impacto. También la empresa pública Enisa ofrece unas líneas de financiación específicas.

El ecosistema del impacto en España

«Necesitamos que el sector público se implique mucho más, creando como un fondo mayorista —como el Big Society Capital en Reino Unido— o con instrumentos de financiación combinada», señala Xavier Pont, cofundador y managing director de Ship2B Ventures.

Por el momento, son los inversores institucionales los que se han sumado principalmente a la corriente, aunque también hay varios productos de impacto abiertos a inversores ‘retail’ en España, bajo la figura de Fondo de emprendimiento social (FESE). Estos son comercializados a través de la banca privada, ya que el mínimo de entrada son 100.000 euros.

Gestoras de venture capital con impacto social. Fuente: ASCRI.

Una de las gestoras españolas más activas es GSI, del holding familiar Santa Comba Gestión de Francisco García Paramés y su esposa María Ángeles León. Global Social Impact Investments, que ultima el lanzamiento de su segundo fondo, que se enfocará en el mercado nacional y contará con la ayuda de las empresas del IBEX 35.

La financiación combinada puede suponer un espaldarazo para la inversión de impacto

Este apoyo empresarial es una las herramientas que pueden dar un espaldarazo definitivo a la inversión de impacto mediante la financiación combinada o ‘blended finance’. Este modelo se basa en realizar acuerdos o estructuras financieras que buscan vincular a actores diversos como gobiernos, capital privado y sociedad civil.

Ese es el caso del fondo Huruma, de GAWA Capital. Se ha construido bajo estos principios y es el primer proyecto liderado por la sociedad público-privada COFIDES en el marco de las facilidades de la Unión Europea.

Estructura del fondo Huruma. Fuente: Informe Inversión de impacto: Capitalismo y Sostenibilidad. PWC.

«Para que surjan más gestoras y crezcan de tamaño, la financiación combinada es el catalizador que permite ganar una escala tremenda», explica Agustín Vitórica, cofundador de GAWA Capital.

El también co-consejero delegado de GAWA reconoce que este volumen es necesario para «mirar cara a cara a otros fondos de impacto internacionales» y ser tenidos en cuenta para oportunidades de coinversión. La gestora ya ha creado cuatro fondos de impacto que han movilizado unos 200 millones de euros.

«Estamos muy esperanzados con que un apoyo público más claro al sector de la inversión de impacto, en línea con Europa. No sabemos cuándo, pero llegará porque crear valor social y respetar el planeta es especialmente interesante para lo público», confía Luis Berruete, socio director de Creas Impacto.

¿Por qué importa la inversión de impacto?

El objetivo de la inversión de impacto es resolver los fallos del mercado que excluyen a miles de personas o causan la destrucción del planeta. Pero no es filantropía —aunque fundaciones la puedan aprovechar— ya que se espera un retorno financiero positivo.

Esta inversión canaliza flujos a los segmentos desatendidos a los que no suele acudir capital y crea un impacto positivo directo, profundo y duradero en el tiempo frente a problemas concretos.

De hecho, la «nueva filantropía» permite a las fundaciones «invertir un mismo euro varias veces en varios proyectos, siendo más sostenible», explicó María Ángeles León, cofundadora de Open Value Foundation, en la presentación del informe ‘Inversión de impacto: Capitalismo y Sostenibilidad’, de la Fundación PwC.

Factores que contribuyen al desarrollo de la inversión de impacto. Gráfico de PWC.

Este concepto ideado en 2007 ha registrado un fuerte crecimiento en los últimos años, especialmente en Europa y Estados Unidos.

El objetivo marcado por Spain NAB en su adhesión al GSG fue que la comunidad de impacto en España alcanzara los 360 millones de euros en ‘private equity’ de impacto para mediados de 2021, una cifra que su consejero avanza que ya se ha superado.

«El sector ha cogido fuerza gracias a la suma de la visión anglosajona en la que el impacto está relacionado también con impulsar startups y proyectos tecnológicos que son altamente escalables y pueden obtener rentabilidades económicas de mercado«, argumenta Xavier Pont, el cofundador de Ship2B Ventures.

Según los últimos datos de GIIN, la red Global Impact Investing Network, la inversión de impacto creció un 17% desde 2015 y ha superado los 715 billones de dólares al cierre de 2019.

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