La banca ética y social acapara dos tercios de la inversión de impacto española

La financiación de impacto creció un 24% en el año de la pandemia, creciendo en más de 390 millones. La banca más que duplica el peso de los fondos de capital privado y las fundaciones, según un análisis de SpainNAB y ESADE

Olas del mar

La inversión de impacto va más allá de los fondos de capital privado. La banca ética y social es claramente protagonista en el ecosistema español: gestiona 1.521 millones de euros de capital, lo que supone casi dos de cada tres euros del total de la inversión de impacto.

En el pasado año, el total de inversiones de impacto que llevaron a cabo el medio centenar de vehículos especializados en el país ascendió a 567,3 millones de euros.

Esto significa que el sector del impacto registró durante el año de la pandemia un crecimiento de 26% respecto al 2019 y ha superado la barrera de los 2.378 millones de euros, según un análisis de SpainNAB y ESADE.

Entre los responsables de este empuje están los ocho vehículos de banca ética, cajas laborales y otras entidades bancarias que ofrecen financiación de impacto realizaron inversiones por 391 millones en el 2020, casi el 70% de dicho universo.

Es cierto que se trata de la categoría con más peso, pero es preciso mencionar que hay otras que ya crecen más rápido.

Tipos de vehículos de inversión de impacto. Gráficos de SpainNAB.

Así, la actividad de los 23 fondos de capital riesgo y otros fondos que invierten en el capital de empresas no cotizadas creció un 34% en el último año, cuando movilizaron 78,4 millones de euros.

En el patrimonio total, estos vehículos pioneros en cuestiones como la medición del impacto, la creación de incentivos de gestión vinculados al impacto o el apoyo financiero a medida en las fases tempranas representan 536 millones de euros, es decir, el 22% del ecosistema español.

Los fondos de capital riesgo de impacto son los que más crecieron en 2020

En la radiografía del sector de impacto español también figuran las fundaciones. Estas gestionan cerca de 242 millones de euros de capital, un 10% del total.

En el último año, el ‘tercer sector’ protagonizó inversiones de impacto por unos 27 millones de euros en España, con lo que creció en 10 puntos porcentuales respecto al 2019.

Inversiones de impacto en España durante 2020. Gráfico de SpainNAB.

Asimismo, bajo este paraguas también se incluyen las aseguradoras y los fondos de pensiones, los fondos de financiación pública, las plataformas de ‘crowdfunding‘ o financiación participativa y los fondos de inversión en activos cotizados gestionados desde España.

Este grupo es minoritario, tanto en número de vehículos como en capital gestionado. En suma, representan 80 millones de euros, un 3% del total.

El sector espera un crecimiento significativo de doble dígito en 2021

Para 2021, el sector espera también un «crecimiento significativo». Según el informe, muchos de los inversores confían que siga siendo de dos dígitos, es decir, por encima del 10%.

Además, una tercera parte de los fondos de capital privado espera aumentar el capital gestionado en más del 50%, debido a la ampliación de los fondos actuales y a la creación de nuevos fondos.

¿Quiénes son?

El impacto es un tipo de inversión que cada vez más actores toman en consideración.

La principal fuente de capital son los inversores individuales (69%), que efectúan su aportación en forma de depósitos y cuentas corrientes a través de la banca ética y social, seguidos de los inversores institucionales (10%), las fundaciones (10%) y el sector público (7%).

En el caso de los fondos de capital privado, los inversores principales son los institucionales (29%), seguidos de las ‘family offices’ (16%), los grandes patrimonios (14%), los fondos públicos nacionales (15%) y los fondos públicos europeos (9%).

Así invierten en España

El destino de la inversión de impacto también es diverso, en función de la geografía. Aproximadamente el 50% tiene España como su región de referencia.

En cuanto a la ‘edad’ de los proyectos en que se invierte, el informe destaca la preferencia en las fases de crecimiento sobre las de incubación.

Por tipo de vehículos empleados, la mayor parte de la inversión de impacto se canaliza a través de deuda y capital no cotizados, con un 75% y un 25%, respectivamente.

Existe una cierta variación en los retornos esperados en función del tipo de producto, siendo mayor en los fondos de capital privado que en el resto de categorías de impacto.

En cuanto al plazo, lo más habitual es que el retorno se materialice entre 4 y 6 años, mientras que el tamaño de las inversiones se ajusta un promedio de 1 millón de euros.

La medición del impacto

El informe anual de SpainNAB, presentado este lunes, concluye que prácticamente todos los vehículos incluidos en el estudio miden su impacto social.

Algunos lo hacen con herramientas estandarizadas (47%) y otros utilizan solamente herramientas propias (45 %), pero son pocos los actores que llevan a cabo auditorías externas de sus sistemas de medición.

Juan Bernal, presidente, y José Luis Ruiz de Munain, director general de SpainNAB.

El informe destaca que algunos inversores ya utilizan la medición del impacto a lo largo del proceso de inversión, desde la definición de sus objetivos hasta la monitorización y evaluación de sus inversiones.

Sin embargo, subraya que la gran mayoría utilizan los indicadores de medición de impacto para comunicar los resultados a los diferentes grupos de interés, lo cual indica que todavía hay camino por recorrer para que los inversores pasen de la medición del impacto a la gestión del impacto.

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