Fondos de hidrógeno verde: un refugio a largo plazo que exige financiación

Los índices y fondos cotizados que replican el hidrógeno verde continúan en 2022 el desplome que sufrieron el año pasado. La apuesta de cada vez más empresas dibuja perspectivas alcistas para uno de los combustibles clave en la descarbonización

Oleada de rebajas del rating ESg de los fondos

El hidrógeno verde está llamado a ser uno de los protagonistas en las inversiones alineadas con la transición ecológica, pero el rendimiento que ofrece por el momento se sigue tiñendo de color rojo.

Aunque la industria de la gestión de activos apuesta cada vez más por productos vinculados a este combustible renovable, los índices y fondos cotizados (ETF) que lo replican continúan en 2022 los retrocesos del año pasado.

En Wall Street, el E-Hydrogen North America Index, una de las referencias del mayor mercado bursátil del mundo, perdió un 12 por ciento en 2021. El índice, que ya se deja un 11 por ciento este año, incluye a cotizadas como Bloom Energy, Plug Power o Ballard Power Systems, algunas de las mayores empresas del parqué estadounidense y cuya capitalización bursátil supera ampliamente los 2.500 millones de dólares.

Global X Hydrogen, uno de los pocos ETF especializados que salió al parqué estadounidense el año pasado, retrocedió un 13 por ciento desde su debut en julio, y cae ahora un 18 por ciento en las primeras semanas de 2022.

La alta volatilidad, el handicap

En España, las gestoras cada vez ofrecen más alternativas para vehicular las inversiones en hidrógeno verde, pero tampoco consiguen despegar. 

Renta 4 lanzó en 2020 su fondo Megatendencias Arima, compuesto por algunas de las mayores empresas a nivel global. Ballard Power Systems y la noruega Nel ocupan una quinta parte de la cartera, y otras firmas como Bloom Energy o Plug Power más del 6 por ciento cada una. Desde año pasado, sin embargo, este ETF cae cerca de un 20 por ciento.

Ibercaja también presentó su fondo New Energy en febrero del año pasado, con algo más de un 8 por ciento de exposición al combustible renovable. Pese a que solo registró pérdidas del 0,3 por ciento en el acumulado del ejercicio anterior retrocede un 5 por ciento en estas primeras semanas de 2022.

Tanto el fondo de Renta 4 como el de Ibercaja cuentan con una volatilidad de 6 puntos sobre un máximo de 7, que representa el mayor riesgo, en función del indicador UCITS.

“Este entorno de subidas de tipos no les favorece demasiado. Se les anticipa mucho crecimiento, salvo que en el corto plazo todavía no te dan buenas rentabilidades”, explica Mar Barrero, directora de análisis de Arquia Profim Banca Privada.

“Es una oportunidad para posicionarse en un activo con un alto potencial sabiendo que en estos momentos tiene mayor volatilidad. Pero es un segmento que necesita muchas inversiones y por eso lo hizo mal el año pasado, necesita financiación para ir creciendo”, apunta.

El músculo financiero llegará tanto por parte de la gestión de activos como de las partidas presupuestarias de los Estados a lo largo de la transición ecológica. Y también de las empresas. 

Repsol, la última en pedir su trozo del pastel

El informe ‘El papel de las Finanzas Sostenibles en el sector de la energía’, publicado el año pasado por la consultora Deloitte, estima que las iniciativas vinculadas a la fabricación, transporte y almacenamiento de hidrógeno moverán entre 14 y 66 billones de dólares hasta 2050, es decir, entre 12 y 56 millones de euros a nivel global.

A medio plazo, el objetivo es ir aumentando la capacidad instalada. En diciembre, el Ministerio para la Transición Ecológica aprobó la tercera fase del Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE), centrado en energías renovables, hidrógeno verde y almacenamiento (ERHA) y que pretende destinar una inversión de más de 16.000 millones de euros, de los que cerca de 9.000 serán para el hidrógeno.

Las empresas también se vuelcan cada vez más. Incluso aquellas que tradicionalmente han estado enfocadas a los combustibles fósiles están destinando cada vez más recursos para posicionarse en este tipo de energía ante la necesidad de incorporar nuevas patas sostenibles a su negocio.

Es el caso de Repsol, que recientemente desveló un plan millonario para promover el hidrógeno verde. La multinacional liderará un consorcio de 30 empresas, denominado Shyne, cuya inversión conjunta se eleva hasta los 3.200 millones de euros. 

“Supone el 50 por ciento del objetivo marcado por el Gobierno para España en 2030, espera alcanzar una capacidad instalada de 500 megavatios (MW) en 2025 y 2.000 MW en 2030. De esta manera, [Repsol] adelanta a otros grupos como Endesa, Naturgy, BP e Iberdrola”, recogieron los analistas de Bankinter en un comentario.

Precisamente, Iberdrola es otra de las compañías que más está apostando también por esta fuente de energía. Junto a Fertiberia, una empresa de elaboración de químicos y fertilizantes, presentó recientemente un proyecto para desarrollar 800 MW de hidrógeno verde hasta 2027, en una iniciativa que supondrá una inversión de 1.800 millones de euros.

2022: ¿el año de las acciones de hidrógeno?

Aunque las perspectivas se dibujan a largo plazo, las acciones de las compañías más centradas en el hidrógeno verde podrían rebotar a lo largo de este ejercicio.

Reflejo de ello son las cotizadas de la bolsa norteamericana, que se frotan las manos a corto plazo ante la inminente llegada de miles de millones procedentes del plan de Infraestructuras del presidente, Joe Biden, destinado a regar las inversiones en renovables.

De las diez compañías que componen el mencionado E-Hydrogen North America Index, varias cuentan con un potencial de revalorización a triple dígito, de acuerdo al consenso de analistas recopilado por Bloomberg.

Así, Plug Power, con un 112 por ciento de potencial de subida a doce meses; Nikola, con un 106 por ciento; Ballard Power Systems, con un 96 por ciento; y Bloom Energy, con un 98 por ciento, ocupan los primeros puestos del índice según el panel de expertos.

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