El plan climático de la UE: el origen de un nuevo conflicto geopolítico

Los expertos de Bank of America, AXA Investment Managers y Julius Baer esperan que el 'Fit for 55' cree tiranteces internacionales, pero también ofrezca oportunidades de inversión

El plan de la Unión Europea podría iniciar una guerra climática. «No se trata solo de salvar el planeta: con billones en juego, las estrategias climáticas ofrecen una ruta hacia la supremacía global en geopolítica«, advierten los analistas de Bank of America.

Controlar los tiempos es vital y a pocos meses de la COP26, el paso de Europa con la aprobación del paquete normativo climático ‘Fit for 55’ es considerado por la industria de la inversión como un movimiento para fijar la agenda y presionar a los competidores internacionales.

Los expertos de AXA Investment Managers, Julius Baer y Bank of America han analizado este paquete de medidas de acción climática, con sus implicaciones en la sociedad y las empresas en las próximas décadas, sin perder de vista las oportunidades de inversión que se generan.

Tras el paso de Europa, los analistas esperan que las contramedidas de EE. UU. y China dominen la agenda antes de la COP26, en forma de impuestos fronterizos sobre el carbono, legislación sobre materias primas, reubicación de las cadenas de suministro y protección de la I+D de las tecnologías limpias.

En la competición geopolítica entre superpotencias, Europa, China y los Estados Unidos tienen cada una sus propias fortalezas y debilidades para ganar ventaja en la carrera climática.

Riesgos del nuevo paquete

De las trece propuestas de la Comisión Europea en el paquete ‘Fit for 55’ han centrado especialmente la atención dos: la reforma de los mecanismos del Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS) y el Mecanismo de Ajuste en la Frontera del Carbono (CBAM).

«Tanto la revisión del ETS como el lanzamiento del CBAM envían fuertes señales sobre la intención de la UE de transformar la industria a nivel nacional y también de liderar la evolución a escala mundial», afirma Hugo Le Damany, economista en AXA IM.

Sin embargo, el experto recuerda que estas iniciativas «no son más que propuestas y tardarán varios años en convertirse en políticas reales, ya que requieren la aprobación conjunta del Parlamento Europeo y de la UE».

Estas propuestas tardarán varios años en convertirse en políticas reales y se requerirá la aprobación del Parlamento

«Tras las prolongadas negociaciones, cabe esperar finalmente una aceleración de la transición ecológica«, confía Yves Bonzon, director de inversiones de Julius Baer.

No obstante, considera que «no se debería subestimar la carga económica, derivada tanto de la incertidumbre reinante como de la creciente complejidad y burocracia que acompañarán este proceso«.

Los certificados de emisión

Una de las piedras angulares del paquete de medidas es la ampliación del Régimen de comercio de derechos de emisión a sectores orientados al consumidor, como el sector automotriz.

El sistema garantiza un límite máximo anual decreciente de emisiones de gases de efecto invernadero dentro del bloque europeo y obliga a las empresas a comprar certificados para poder emitirlos.

«Esta ampliación entraña un riesgo evidente, pues podría afectar de forma desproporcionada a los hogares con ingresos bajos y medios«, señala el informe de Julius Baer.

«La hoja de ruta está ahora más clara, pero la cuestión fundamental de quién pagará la factura sigue sin respuesta»

Yves Bonzon, director de inversiones de Julius Baer

La firma de inversión cree que esta situación «podría disparar las tensiones sociales» como se vio en el movimiento de protesta de los chalecos amarillos en Francia ante objetivos radicales en materia de reducción de emisiones.

Para evitarlo, Bonzon ve imprescindible compensar adecuadamente el impacto desproporcionado que sufrirán los hogares más pobres, que presentan la mayor propensión marginal al consumo.

«Si bien la hoja de ruta está ahora más clara, la cuestión fundamental de quién pagará la factura (de la crisis climática) sigue sin respuesta«, asegura el CIO de Julius Baer.

El arancel al carbono

De su lado, con el Carbon Border Adjustment Mechanisms (CBAM), los importadores de la UE comprarán certificados equivalentes al precio del carbono que se habrían pagado si los bienes se hubieran producido según las normas de fijación de precios del carbono de la UE.

La introducción progresiva de un CBAM entre 2023 y 2026 se aplicaría a los sectores con alto riesgo de fuga de carbono: hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y generación de electricidad.

El análisis de AXA IM considera la propuesta «bastante llamativa» en tanto que se describe en términos «muy diplomáticos, se aplica a sectores limitados, es muy gradual y no detalla ninguna redistribución explícita que no sea al presupuesto de la UE».

AXA cree que la propuesta arancelaria del carbono es «una política diseñada para ganar tiempo»

«Por el momento, parece más bien una política diseñada para ganar tiempo y presionar a los competidores internacionales para establecer negociaciones concretas más que una política totalmente diseñada para su aplicación», argumenta Le Damany, economista en AXA IM.

China acaba de comenzar a comercializar permisos de emisiones que cubren más de 2.000 plantas de producción de energía, aunque debido a una sobreoferta de permisos, el precio del carbono chino es demasiado bajo (de 7 dólares).

En los Estados Unidos, los demócratas también apuntan a un impuesto en la frontera del carbono para ayudar a financiar al paquete de gastos de Biden. AXA espera que EEUU no adopte un impuesto en la frontera del carbono «en ningún momento próximo, pese al debate creciente».

Cuanto antes fijen impuestos al carbono China y EEUU menos se verán afectados por el de la UE

«Cuanto antes actúen los países, antes el diferencial entre el precio del carbono de la UE y otros disminuirá y menos se verían afectados desde una perspectiva comercial, con más posibilidades de que puedan quedar exentos«, justifica el experto de AXA.

Anticipa que las discusiones futuras con Rusia y Turquía probablemente serán las más problemáticas ya que ninguno de estos países ha establecido objetivos climáticos firmes y ambos son grandes exportadores de productos con un alto contenido de carbono.

Los países de los que más importa la UE en los sectores afectados por la propuesta del el Mecanismo de Ajuste en la Frontera del Carbono. Imagen del Centre for European Reform.

Para las economías menos desarrolladas la Comisión Europea no ha revelado aún reglas específicas, pero ha asegurado estar dispuesta a «trabajar con ellos para lograr la descarbonización de sus industrias manufactureras y brindarles asistencia técnica”.

«No es razonable esperar que las empresas de los países más pobres paguen el mismo precio del carbono que la de países más ricos, incluso si es consistente con evitar las fugas de carbono», argumentan desde AXA.

Todo apunta a que las negociaciones serán extensas, dadas las repercusiones globales y una gran cantidad de casos idiosincrásicos.

Oportunidades de inversión

Como en cualquier situación, la industria inversora considera que la acción climática ofrecerá oportunidades de inversión. Se espera que el mercado de soluciones de mitigación climática se duplique para 2025 hasta los 2 billones año, en áreas como energías limpias, biocombustibles, eficiencia energética y electrificación del transporte.

Así, los flujos serán positivos para los sectores habilitadores de la transición como son los servicios públicos, la industrial, las renovables, los gases industriales y la tecnología de baterías.

Hay que tener en cuenta que en la escala y desarrollo de tecnologías limpias, China juega una posición muy fuerte.

Con el empuje europeo y estadounidense para fomentar sus cadenas de suministro, habrá «cuellos de botella», incluyendo el acceso a las materias primas, así como un déficit de capacidad en industrias como las baterías, según BofA.

En última instancia, se requerirá capital para localizar las cadenas de suministro e incentivar nuevas técnicas de producción con bajas emisiones de carbono, algunas de las cuales puede que aún no estén a escala y requieran más subsidios para reducir los costes primarios de esas tecnologías.

Las inversiones en minería, metales o construcción se verán beneficiadas en el corto plazo

Según los analistas de BofA, una mayor demanda y los impuestos fronterizos sobre el carbono darán lugar a un aumento de los insumos y al aumento de precios de los materiales en un momento no muy lejano.

Esto podría beneficiar a las áreas de minería y metales, así como a la construcción a corto plazo, aunque las inversiones en descarbonización y los impuestos fronterizos desafiarán a estos sectores a largo plazo.

En el lado contrario, los combustibles fósiles, la industria de los automóviles y la agricultura tradicional enfrentarán vientos en contra debido tanto a los mayores impuestos de importación en las fronteras, como a una menor demanda y la necesidad de realizar inversiones en descarbonización.

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