El BCE anticipa un 2022 de alta tensión climática para la banca

El regulador comunitario destaca los puntos débiles de las entidades y anuncia una amplia revisión para el próximo año

Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE)

El Banco Central Europeo (BCE) anticipa un 2022 muy intenso para las entidades europeas para -más allá del test de estrés- valorar correctamente si cumplen en materia climática.

Así lo anticipa el supervisor bancario comunitario, que en un duro comunicado repasó lo lejos que está el sector de sus exigencias en materia de supervisión, destacando las muchas deficiencias con las que las entidades financieras se están adaptando a estos nuevos riesgos.

El informe sostiene que los bancos “han dado pasos iniciales para incorporar” los riesgos climáticos y medioambientales, pero “ninguno está cerca de cumplir con todas las expectativas”.

El BCE afirma que la mitad de las 112 entidades analizadas espera que los riesgos climáticos y ambientales tengan impacto en sus estrategias durante los próximos tres a cinco años, en especial, en apartados como el crédito o el modelo operativo.

Los tres puntos débiles de la banca, según el BCE

Pese a que el BCE valora que la mayoría de entidades ya han llevado a cabo planes para “mejorar” sus prácticas, el organismo destaca tres puntos débiles.

“Se encuentran rezagados en áreas como la presentación de informes internos, la gestión del riesgo y de la liquidez y los test de estrés”, detalla.

Ejemplo de ello es que más de 50 entidades “no ha planificado acciones concretas” para integrar los riesgos ambientales en sus estrategias comerciales, y solo “menos de una quinta parte” de los bancos analizados han desarrollado indicadores de riesgo.

Por ello, le BCE fija para el próximo año una revisión de las prácticas de la gestión de riesgos, así como pruebas de resistencias “con miras a integrarlos gradualmente”. 

El organismo publicará los resultados de sus revisiones en el primer trimestre del próximo año.

Más concreción en las estrategias

El BCE exigirá, por tanto, una mayor concreción en las estrategias de las entidades europeas, según apuntó Frank Elderson, miembro del panel directivo del organismo, en una publicación del blog oficial.

Pese a que algunas entidades estarían “contemplando establecer objetivos de exclusión para algunos segmentos del mercado, solo un puñado menciona la planificación activa para dirigir sus carteras” en línea con los objetivos climáticos de los Acuerdos de París.

Elderson dio también la “bienvenida” a una propuesta de la Comisión Europea para introducir como requisito legal la necesidad de que los bancos desarrollen un plan de transición para que sus negocios alcancen la neutralidad de carbono.

Estrategias que deberían “resaltar la alineación de los bancos y las posibles divergencias de los objetivos”.

“Somos conscientes de los desafíos relacionados con la integración de los riesgos climáticos y ambientales en las estrategias. El informe ayudará a los bancos a superar esos desafíos”, apunta Elderson.

“Las instituciones financieras tienen cada vez más datos e información disponible. Ha llegado el momento de que adopten medidas integrales y con visión de futuro. El mensaje de hoy es claro: el momento de actuar es ahora”, concluye su carta.

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