COP 26. Las gestoras enfrían sus expectativas

La industria de la inversión desconfía de que los estados puedan lograr avances significativos. Sin embargo, son optimistas con el impulso del sector privado

Han sido muchos meses de espera para la COP 26 -suspendida en 2020 por la pandemia de coronavirus- pero la industria de la inversión está templando las expectativas sobre qué se puede esperar de la cita, después de que el presidente chino, Xi Jinping​, haya declinado acudir físicamente, tras ‘aparcar’ los objetivos climáticos a corto plazo del gigante asiático.

China no ha dado marcha atrás en su ambición de ser «cero emisiones» en 2060, pero está olvidando sus compromisos de cara a 2021 -ya los ha incumplido- a favor de la economía. Se escuda en la crisis energética para olvidarse de sus compromisos, aunque la prensa del país todavía insiste en que cumplirá con su hoja de ruta hasta 2025.

Boris Johnson, mientras tanto, trata de convencer a Rusia para que se implique en la ruta ‘net zero’. El primer ministro hacía justo un llamamiento este lunes a Vladimir Putin para que se integrara en la alianza.

Esta antesala hace durar sobre si la COP 26 va a ser realmente útil para comprometer al mundo con el clima -China es responsable de un 27 por ciento de las emisiones mundiales-, a pesar de la fuerte presión de los inversores institucionales para que se acelere la transición energética y se suscriban compromisos realmente claros y a plazos mucho más cortos.

La industria de la inversión no parece muy optimista. Portolocom, por ejemplo, es especialmente categórica. Al preguntarle por las expectativas para la reunión su respuesta es tajante «no se espera mucho». Las dificultades de organización, los problemas con la pandemia y la falta de confirmaciones están amortiguando las expectativas de que realmente se produzcan avances a nivel gubernamental.

Alrededor de un 70% de los firmantes del Acuerdo de París no ha actualizado sus planes climáticos

«Como contribución a los objetivos del Acuerdo de París, cada uno de los signatarios presentaron planes nacionales de acción por el clima (más conocidos como Contribuciones Nacionales Determinadas – NDC, por sus siglas en inglés) y acordaron reunirse cada cinco años para evaluar el progreso. Pese a que se suponía que todos los signatarios actualizarían sus NDC antes del 31 de julio de este año, alrededor de 70 aún no lo han hecho», señala Rebeca Cordero, asesora en sostenibilidad, Portocolom AV. «Por lo que ni la industria de fondos ni la industria en general espera mucho de la COP26», concluye.

Otras firman señalan que existen asuntos prioritarios que se han quedado fuera de la agenda, como la fijación de un precio del carbono a nivel mundial.

«Un asunto muy importante y a su vez, un gran agujero negro, es la necesidad de un precio global del carbono; una señal de precio del carbono esencial que se ha reclamado durante años y que, lamentablemente, no se incluyó en el Acuerdo de París. Es una historia interminable, en la que ya podemos anticipar que la COP26 lamentablemente evitará este tema clave que sería el acelerador que necesitamos», apunta Jean-Philippe Desmartin, responsable de inversión responsable en Edmond de Rothschild Asset Management.

Es un aspecto en el que todavía no se han llegado a acuerdos y donde existen distintos enfoques. La Unión Europea hasta el momento ha dejado que sean los inversores los que fijen el precio, mientras que organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) es más partidario de que se establezcan precios máximos.

En conclusión, para que realmente se avance en la consecución del Acuerdo de París habría que progresar en otro campo complejo: que los compromisos dejen de ser voluntarios.

«La idea de un acuerdo de obligado cumplimiento puede sonar autoritaria, pero hay ejemplos de acuerdos de este tipo que han funcionado en el pasado. Uno de ellos lo vemos en el comercio internacional, donde la Organización Mundial del Comercio (OMC) impone sanciones a quienes incumplen los acuerdos o hacen dumping en los mercados extranjeros», señala Keith Wade, economista jefe de Schroders.

Una línea que tampoco parece fácil que se pueda cruzar durante la COP 26.

Esperanza en las alianzas privadas

En contraste con el poco optimismo respecto a los compromisos supranacionales, la industria de la inversión sí confía en las iniciativas desde el sector privado.

Ese es, por ejemplo, el enfoque de Generali Investments Partners. «La próxima conferencia de la ONU sobre el cambio climático COP26 es una oportunidad para que el mundo, y el sector de la gestión de activos, se unan y actúen», señala. «El papel de la financiación privada se pondrá muy de relieve en esta COP, especialmente a través del Día de las Finanzas el 3 de noviembre de 2021», avanza.

Un enfoque también suscribe Nina Lagron, CFA, responsable de renta variable de gran capitalización de La Française AM. «Es nuestra responsabilidad como gestores de activos inducir un cambio positivo. Los reguladores y los bancos centrales también están presionando en esta dirección: la próxima taxonomía de la UE es sólo un ejemplo de cómo la conciencia climática está dando forma al sector de la gestión de fondos», señala esta experta.

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