Caixabank trabaja en un test de idoneidad apto para todos los públicos

Gonzalo Gortázar, consejero delegado del banco, cree que la actualización va a suponer un paso muy relevante para la inversión sostenible

En primer plano, Gonzalo Gortázar CEO de Caixabank

A partir del 2 de agosto de 2022, todos los distribuidores de producto financieros, entre ellos los bancos, tendrán que actualizar los ‘test de idoneidad’ y preguntar a los inversores minoristas por sus preferencias en materia de inversión sostenible.

El consejero delegado de Caixabank, Gonzalo Gortázar, reconoció este martes el salto que genera la actualización del test.»Vamos a preguntar a los clientes en los próximos meses», indicó sin marcar una fecha, «y eso va a tener un impacto» al acercar la inversión sostenible «al inversor minorista», añadió durante un evento sobre Liderazgo Responsable organizado por la Fundación SERES. 

Sobre este cambio, a la hora de conocer qué prefieren los clientes, Gortazar reconoció que se trata de «una de las cosas que va a ser más relevante en inversión sostenible». 

De esta forma, adelantó, los bancos no sólo preguntarán a los minoristas si conocen una determinada inversión o qué aversión al riesgo tienen. «Vamos a introducir: ‘En igualdad de condiciones, ¿prefieres una inversión sostenible o no?‘ o ‘En todo caso, ¿tiene que ser sostenible?'».

Avanzar hacia la fecha clave

Caixabank explica a SOCIAL INVESTOR que su política es planificar «siempre» para que «cuando entra en vigor una regulación nueva de efectiva aplicación en una fecha determinada, seamos capaces de cumplir con los requisitos de la misma desde el primer día».

«En ese sentido, estamos trabajando las preguntas que hay que introducir en el test de idoneidad para recoger las preferencias de sostenibilidad de los inversores», añade.

«Dichas preguntas se están redactando de forma que sean comprensibles para el público en general, sin que tengan que ser expertos en la materia y forman parte de nuestra posición activa como agentes del cambio hacia las finanzas sostenibles», avanza.

El acuerdo con BlackRock

Al margen de este adelanto a futuro, el consejero delegado de la entidad financiera también ahondó en detalles sobre el acuerdo que Caixabank cerró hace unos meses con BlackRock en inversión de impacto.  

«Lo que hace BlackRock es seleccionar de entre todo el universo de compañías cotizadas aquellas que cumplen con unos objetivos determinados de impacto», argumentó.

«Es algo que, por escala, nosotros no podemos hacer y BlackRock es el mayor gestor de inversiones del mundo y tiene desde hace tiempo un foco especial en temas de sostenibilidad», reconoció. «Nos puede dar esa capacidad. Las decisiones últimas de inversión son nuestras pero la influencia del asesor es muy grande».

Además, enumeró que esas inversiones de impacto tienen que cumplir tres criterios vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.

El primero, el de «materialidad«. En concreto, «que la mayor parte de la actividad de una compañía, de sus ingresos tengan impacto en más de un ODS».

El segundo, un «grado de relevancia determinado», que «lo que se está haciendo en ese ODS es algo que, normalmente, el mercado no haría. Le da un elemento adicional».

«El tercero», apuntó Gortázar, «que sea un impacto medible«. «Para saber a qué velocidad y hacia dónde vamos, necesitamos la medición. Si no se puede medir, la gestión es muy complicada». 

«Estamos deseando que existan métricas, una taxonomía social, para poder dirigirlas en el camino correcto», resumió.

En esta línea, indicó que rentabilidad y sostenibilidad van de la mano y que, en el caso de la inversión de impacto se persiguen metas como educación, salud, vivienda asequible, reducción de contaminación, gestión de residuos. 

En cuanto a la entidad, en inversión de impacto, alcanza actualmente los 3.500 millones de euros. 

Estándares comunes en lo social

En este mismo sentido, ​​Fernando Ruiz, presidente de la Fundación SERES, recalcó la relevancia de los estándares de medición en lo social de la ESG. 

 «Las compañías con mejor desempeño ESG han mostrado un mejor desarrollo en momentos de incertidumbre. Dentro de esos riesgos ESG, preocupan cada vez más aquellos de corte social en el ámbito de las organizaciones», aseguró. 

«Tienen su origen en una pérdida de confianza de los grupos de interés y en buscar una reconstrucción sin dejar a nadie atrás. Lo social se enfrenta a barreras como la falta de estandarización o la dificultad a asociarlo al campo económico», añadió Ruiz. 

«Todos estos factores seguramente han permitido mayores avances a asuntos medioambientales en detrimento de las implicaciones más sociales, con un calado muy profundo en la sociedad, en la empresa y, en definitiva, en el progreso económico y social. La transformación y la recuperación que todos esperamos debe tener en cuenta los tres factores ESG», concluyó.

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