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Latinoamérica se queda atrás en la lista de países emergentes atractivos por ESG

Los fondos que operan en la región se exponen todavía con timidez a su propio mercado, en un entorno regulatorio que aún es muy inseguro

Latinoamérica, rezagada respecto a otras economías. Foto por Ryo Tanaka en Unsplash

La región de Latinoamérica no ha entrado todavía en el radar de los gestores de fondos extranjeros enfocados a la ESG que operan en su propia región; concretamente en Brasil. Sólo el 0,5% de todos los activos bajo gestión de productos tienen exposición a la región.

Sin embargo, este porcentaje se eleva hasta el 4% cuando se contempla a todos los mercados emergentes. Una cifra que demuestra que existen otros nombres propios dentro de las economías en desarrollo más interesantes, según la percepción de los expertos en análisis ESG en el país.

De hecho, esta es una de las conclusiones del primer estudio del área de inteligencia para el mercado brasileño y Latinonamericano en análisis ESG del Banco Santander Brasil. La edición inaugural tiene el título «Investing During a Global Pandemic; Brazil the ESG Giant of Tomorrow».

El peso relativo de Latinoamérica es menor al del conjunto de los emergentes dentro de los fondos ESG en la región

«Esto nos muestra que hay mucho espacio para la crezca la región en este aspecto, pese las diferencias entre países en lo que se refiere a la velocidad y calidad en la adopción del tema por parte del sector público y privado», señala la jefa de análisis ESG de renta variable del banco en Brasil, Maria Paula Cantusio.

El ‘boom’ de emisiones de bonos verdes registrado en el año pasado no ha llegado con la misma intensidad en la región. Solo Chile, Brasil  y México han logrado dar algunos pasos más adelante que los demás países de la región, pero todavía es poco.

El estudio destaca que la colocaciones de este tipo de deuda en la región solo representan el 2% de la cifra total. En este escenario, Chile se destaca con la emisión de sus títulos soberanos. Así que Chile, Brasil y México se mantienen como líderes, aunque ya hay algunos movimientos en este sentido en Costa Rica y Colombia.

Brasil hasta ahora no ha hecho ninguna emisión de títulos soberanos y el Gobierno tampoco ha dado muestras de interés. Al revés, la política ambiental del ejecutivo de Bolsonaro se distancia en mucho de las buenas practicas incentivadas por los demás países que buscan caminos para reducir sus emisiones de carbono y asumir compromisos de largo plazo.

El motor en emisiones de sostenibilidad, el sector privado

Las iniciativas en este sentido parten del sector privado que ha sido el motor de las emisiones en el país. El mercado de capitales  en Brasil es el más desarrollado de Latinoamérica, lo que facilita el proceso de adecuación de las empresas a los estándares internacionales de legislación que están ganado fuerza en Europa y Estados Unidos.

«Consideramos que Brasil está bien posicionado para pasar por el momento de transición climática gracias a sus fuentes renovables de energía, y a que el 60% del territorio está cubierto por espacios arbolados, pero el país necesita aprender a usar sus herramientas para lograr un cambio hacia una economía de bajo carbono», señala Maria Paula.

Los gestores de fondos en Brasil también están pendientes de las estandarizaciones y cambios legislativos en el exterior. Esto se debe a los fondos ESG «se autodeclaran», a diferencia de lo que sucede en Europa o EUA, donde las exigencias de parámetros son más estrictas.

Los gestores prefieren no ‘declarar’ que un fondo es ESG hasta que exista una normativa clara, para evitar problemas de imagen

Por eso, actualmente, los inversores brasileños son más cautelosos a la hora de declarar un fondo como ESG pues más adelante, cuando queden establecidas las futuras legislaciones, los gestores tendrán que retroceder y se quedarían con muy mala imagen.

En tiempos de pandemia, la imagen de malas prácticas en sostenibilidad es algo que las empresas de cualquier nacionalidad no desean ahora, principalmente en un momento de récord de flujo de dinero hacia inversiones ESG.

En 2020, los fondos dedicados a la gestión ESG han recibido 40% más dinero que en el año anterior. Antes de la pandemia había una duda muy grande en el mercado sobre si la ESG sobreviviría a ‘choques’.

La pandemia ha demostrado justo lo contrario: las inversiones sostenibles son más elásticas, lo que ha proporcionado un movimiento por por parte de los inversores hacía activos más sostenibles, según el análisis sectorial de Santander.

Una primera selección de nombres propios en país

La recién creada unidad de investigación de Santander tiene el objetivo de proporcionar al inversor institucional más informaciones acerca de las posibilidades de inversiones en los diferentes sectores.

Para llegar a una fórmula de evaluación de las empresas, los analistas eligirán hacer un mix de parámetros ESG, como el ESG Risk Atlas del S&P Global Ratings, el SASB (materiality map) y el análisis de los informes de sostenibilidad de las empresas.

Más de 30 organizaciones de diferentes sectores en Brasil han sido evaluadas con el objetivo de componer una cartera de las empresas bien posicionadas en los criterios ESG.

De las 30, solo 14 entrarán en la cartera del banco, que son: CPFL, Gerdau, Iatú, Localiza, Lojas Renner, Magazine Luiza, Natura, Odontoprev, Omega, Porto Seguro, Rumo, São Martinho, Suzano y TOTVS.

«Además de las buenas practicas ESG, elegimos las empresas que pueden tener buenos ‘upside’ en el precio de la acción», señala la experta en renta variable y ESG del banco, Maria Paula.

La conclusión del estudio indica que las empresas en Brasil necesitan trabajar más sus informes de sostenibilidad y asumir compromisos a largo plazo con las prácticas sostenibles. Más de la mitad de las que están en esta cartera no tienen este planteamiento.  

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