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La agenda renovable decidirá las elecciones alemanas de la sucesión de Merkel

Los tres partidos con opciones de Gobierno tratan de jugar sus bazas para capitalizar la ambiciosa descarbonización del motor económico europeo

Alemania. Berlín. Imagen de Pixabay

Alemania afronta en sólo un mes las elecciones más determinantes de los últimos años. Lo serán porque identificarán quién es quién en la política germana en el que será el adiós de Angela Merkel como canciller, tras sus casi dos décadas definiendo la política de su país y la del conjunto de la Unión Europea.

Unas elecciones, que se celebrarán el próximo 26 de septiembre, donde la agenda renovable y cómo afrontar la descarbonización del país más industrializado del continente son temas esenciales. 

Lo son por los programas que están en juego, con el partido Verde -que tiene las energías renovables en su ADN- como uno de los candidatos a formar parte del próximo Ejecutivo; pero también por los enfoques del Partido Socialista y de la CDU, los actuales socios de Gobierno.

También, porque Alemania afronta en 2021 la recta final de sus centrales nucleares, sumado al cese de la producción de electricidad en base al carbón y existen dudas sobre si el país será capaz de asumir sus futuras exigencias energéticas con las renovables como puntal.

El marco ‘verde’ del partido de Merkel 

La cita con las urnas de septiembre tiene detrás un cambio de nombres en los principales partidos y, en cierta medida, una continuidad en lo relativo a la política climática porque las principales formaciones políticas, con opciones de llegar al Ejecutivo, son ambiciosas en lo que se refiere a transición climática. 

De hecho, antes del verano la CDU de Angela Merkel diseñó una propuesta cuyas líneas esenciales serán las que tenga que implementar su sucesor Armin Laschet. Un político moderado, sobre todo en lo económico.

En varias ocasiones, Laschet ha hablado de actuar para frenar el cambio climático pero, durante las primarias para elegir quién sería el sucesor de Merkel dentro de su partido, afirmó que esa estrategia contra el calentamiento global no debería ser tan drástica como para “asfixiar la economía”. 

También puso el acento en que el próximo año será el último de la energía nuclear en Alemania, lo que sumado al adiós progresivo al carbón, puede suponer un alza de los precios de la electricidad. Precios que, como también se ha visto este verano en España, están a expensas de la evolución de determinadas materias primas, incluido el gas natural. 

Más allá de sus premisas, el marco de juego de la CDU en política climática y energética ya está dibujado.

La ambición del ala de centroderecha es que Alemania sea el primer país europeo en conseguir la neutralidad de emisiones de gases con efecto invernadero en 2045; cinco años por delante de lo que se plantea la Unión Europea para el conjunto de los 27.

Antes, en 2030, la reducción de emisiones a la que aspira la CDU es del 65 por ciento, en comparación a los niveles que se alcanzaban en 1990. Y, en 2040, del 88 por ciento. Unas metas que asegura el partido conllevan una distribución de cargas temporal. 

No en vano, el Tribunal Constitucional echó atrás la Ley del Clima del Ejecutivo aún al mando -que obliga a redactar una nueva Ley- por dejar para mitad de siglo el grueso de la reducción de emisiones; lo que lastraría las posibilidades económicas de toda una generación.

Ese nuevo planteamiento de la CDU y de la CSU -su socio de Baviera- conllevaría un reparto temporal de la rebaja de emisiones.

Pero no es la única medida del programa del partido. Además, también aspira a generalizar el uso entre los consumidores de contadores inteligentes, impulsar la producción renovable en línea con el marco que impulsa la Comisión Europea y rebajar las trabas y la carga impositiva ligadas al almacenaje de electricidad renovable

Los Verdes proponen un Ministerio del Clima

El paquete de medidas climáticas más ambicioso de cara a las próximas elecciones germanas es, aunque resulte obvio, el de Los Verdes. La formación encabezada por Annalena Baerbock suena en las encuestas como candidata a formar Gobierno -que parece encaminado a ser, de nuevo, de coalición- pero con peso que va variando en función de los últimos sondeos. 

En su caso, la formación ecologista propone la creación de un Ministerio del Clima, similar al de Transición Ecológica y Reto Demográfico que en España encabeza la vicepresidenta Teresa Ribera. Pero sería aún más poderoso.

Los Verdes germanos proponen que ese Ministerio tenga capacidad de veto de propuestas legislativas de otras carteras.

Además, contempla una megainversión de 15.000 millones de euros, un ‘bonus’  -una especie de renta básica- para los ciudadanos con menores ingresos para que puedan afrontar la transición climática (un posible aumento de precios o el cambio a un vehículo sin emisiones) sin quedarse rezagados respecto a las rentas altas. 

Por otro lado, Los Verdes proponen eliminar el carbón del mix energético en 2030, en lugar de a finales de esa misma década y, en implantación renovable, pisar el acelerador sobre todo en eólica. 

Alemania ya es uno de los países con más energía solar instalada de la UE -aunque aún no lo suficiente para cumplir con sus metas de descarbonización- pero no tanto en eólica.

Ahí, la formación verde busca alcanzar los 8 GW de eólica terrestre a mediados de esta década; y los 35 GW de eólica marina en 2035. En cuanto a la solar, esta llegaría a 20 GW de aquí a cinco años. 

Unas metas que, sin embargo, no siempre se encuentran con facilidades burocráticas ya que, según recoge la agencia Bloomberg, la propia Angela Merkel ha reconocido que la elevada burocracia está frenando las inversiones en energía renovable que requiere el país.

El Partido Socialista aboga por un pacto federal ‘renovable’

El tercer partido en liza, que en las últimas encuestas está remontando el vuelo, es el Socialista que también estrena candidato. 

Se trata de Olaf Scholz, actual ministro de Finanzas y vicecanciller, candidato del SPD que, de nuevo, coloca la lucha contra el cambio climático como un pilar de su programa electoral.

En su caso, también, aspira a conseguir la neutralidad de emisiones en 2045, pero trata de marcar diferencias respecto a sus actuales socios.

“El objetivo está claro. Pero lo que importa es cómo llegamos hasta él. Porque no basta con fijar altos estándares y no proporcionar las turbinas eólicas necesarias”, recoge el partido socialista en su programa.

En su caso, destaca que casi el 50 por ciento de la energía que se consume en Alemania ya es renovable pero, apunta, para llegar al 100 por cien, se requiere un acuerdo entre administraciones. 

Un pacto que, asegura, debería ser “federal, estatal y local”. “Juntos, nos fijamos objetivos de expansión vinculantes para las energías renovables como la energía solar, eólica y geotérmica y los implementamos”, enmarca el PSD de cara a futuras metas aún por definir. 

Y, en una situación actual semejante a la que se vive con el precio de la luz en España, propone cambiar la estructura de la factura. 

Los socialistas germanos plantean que la recarga en el precio de la luz, que actualmente pagan los consumidores, para financiar el desarrollo renovable, a partir de 2025 pase a depender del Presupuesto Federal. 

Diferentes soluciones de cara a un Gobierno que marcará la hoja de ruta de Europa para los próximos años y donde la cara visible que lo dirija está por elegir.

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