China busca en Latinoamérica proyectos contra el cambio climático

El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura ya ha comenzado a invertir en Ecuador y espera cerrar su primera operación en Brasil en 2021. Las infraestructuras son uno sus principales objetivos

El capital asiático pone rumbo a Latinoamérica

El Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (Asian Infrastructure Investment Bank, AIIB), con sede en Pequín, planea ampliar su presencia de forma significativa en Latinoamérica en 2021. Busca inversiones sostenibles, especialmente en infraestructuras, y que también sean beneficiosas para Asia, teniendo en cuenta las importantes relaciones comerciales entre ambos continentes.

El banco multilateral, del que el gobierno chino es su principal inversor, cuenta con 100.000 millones de dólares para invertir, de los un 15% se destinan a países fuera de Asia, y Latinoamérica será uno de sus principales objetivos.

Su estreno en la región ha sido en Ecuador, en diciembre de 2020, con la aprobación de la línea de crédito COVID-19 ‘Crisis Recovery Facility (CRF)’, en cofinanciación con el Banco Mundial, con un valor de 50 millones de dólares.

El AIIB se ha estrenado con una inversión en Ecuador en cofinanciación con el Banco Mundial

Este capital se ha destinado al banco público Corporación Financiera Nacional con el objetivo ofrecer liquidez y mantener la capacidad productiva de las micro, pequeñas y medianas empresas, que son justamente la gran mayoría de las que exportan hacia Asia, y que han sido muy afectadas por la pandemia.

China se ha convertido en uno de los principales socios comerciales del país andino en los últimos años. Su exportación hacia China incluye productos como camarón y algunas frutas.

De Ecuador a Brasil

Este proyecto con Ecuador es un ejemplo de como el AIIB va a elegir sus inversiones en los países no regionales, especialmente lo que se refiere a inversión en infraestructuras.

«Tenemos que buscar puertos, ferrocarriles, carreteras y aeropuertos que sean vías de conexión con Asia, que es por donde se mueven los productos y servicios direccionados a China y a los demás países regionales», apunta el brasileño Alberto Ninio, director general del AIIB.  

En este contexto, Brasil es considerado clave. «Independientemente del momento político específico, Brasil tiene su sitio en la mesa de discusión, sea por su tamaño, así como del sector privado y importante clase media», destaca Ninio.

China se beneficia mucho del agronegocio brasileño. De acuerdo con datos consolidados del ministerio de la Economía, China se ha convertido en el principal socio comercial de Brasil desde 2009.

China es el principal socio comercial de Brasil desde 2009

Más de 30% del total exportado por Brasil fue enviado hacia China, en el período enero y noviembre de 2020. Los principales productos exportados son la soja, el mineral de hierro, carnes, celulosa, azúcar y algodón.

«Tenemos la expectativa de celebrar el primer contrato con Brasil en 2021. Estamos en conversaciones iniciales con el sector público y el privado. Los bancos privados demuestran mucho interés en los fondos de infraestructura, fondos de economía verde y fondos ESG», afirma Ninio.

En agosto de 2020, el Senado brasileño aprobó la adhesión de Brasil a la institución, lo que ha sido un paso decisivo para el banco empezar a actuar en el país. Los objetivos para Brasil no están todavía definidos, pero el ticket medio probable no deberá ser inferior 100 millones de dólares por proyecto.

Argentina, Bolivia, Chile… en la mirilla

Además de Brasil, AIIB aguarda la llegada de otros países de la región al grupo de miembros para consolidar su presencia. Es el caso de Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Venezuela que están en la lista de ‘prospect members’ del banco.

La expansión y la diversificación de la cartera van a ayudar al banco a alcanzar su papel de inductor del proceso de reconstrucción de las economías tras la pandemia. El AIIB quiere diversificar su cartera de préstamos hasta 2030. La meta es tener 50% de prestamos en el sector privado y la otra mitad con el sector público.

Hasta 2025, 50% de la financiación del banco se debe destinar a proyectos con impacto ambiental positivo, que se útil para controlar el cambio climático. En 2019, lograron alcanzar un porcentaje del 39%.

El objetivo del banco es el 50% de sus proyectos sean sostenibles

«Estamos cerca, pero no es un trabajo trivial alcanzar la meta, pues va a depender mucho de la conjunción con las otras metas del banco y de la cartera de proyectos que va a surgir del mundo post-covid», apunta el director general de AIIB.

La unidad que lidera Ninio fué creada a comienzos de 2020 para asegurar la expansión del peso de los proyectos sostenibles del banco.

El director, que ya ha trabajado en el banco mundial por más de veinte años, suele afirmar que es el vigilante de la meta ambiental para mantener el equilibrio entre las finanzas climáticas, el desarrollo, y el sector privado y pone el foco en infraestructura de transporte.

«Lo que puedo decir es que en el momento la discusión con los homólogos de otras unidades no es fácil, pero soy optimista porque la cuestión climática es algo clave de nuestra generación y va muy allá de la economía verde», asegura. Los temores del directivo son factibles.

Recuperación económica versus cambio climático

Con el bajo crecimiento de las economías en el mundo y una situación fiscal crítica derivado del gasto para combatir la pandemia, la oportunidad de que la recuperación económica venga por la vía de la inversión en infraestructura también se ha convertido en una bandera de otros bancos multilaterales.  

El estudio «Desarrollo en las Américas» (DIA, sigla en inglés), del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), de 2020, pone el tema infraestructura como elemento fundamental en el proceso de recuperación de las economías en el período post pandemia, especialmente en Latinoamérica y Caribe.

«Repensar nuestra infraestructura será vital para ayudarnos a superar la crisis mundial y establecer las bases para la recuperación sostenida», apunta en el documento Luis Alberto Moreno, presidente del BID.

En la visión del banco de desarrollo, la infraestructura tiene un papel importante en el cumplimiento de las metas de mitigación de los cambios climáticos, por eso el BID viene ayudando a los países a alcanzar sus objetivos de reducción del impacto ambiental negativo.

Por ejemplo, el BID trabaja con el gobierno mexicano para incorporar la taxonomia de infraestrutura sostenible del BID en el diseño, en la contratación y la financiación de proyectos de infraestructura.

En Brasil, el déficit de infraestructuras es muy relevante, según las estimaciones del Banco Mundial. La necesidad de inversión anual es de la orden de 4,25% del Producto Interior Bruto (PIB). Hoy, se encontraría por debajo del 2% del PIB. Alguno de los sectores con mayor retraso en la inversión son el saneamiento básico, el transporte y la logística.

La necesidad de inversión en infraestructura es tan grande que hay espacio para los bancos multilaterales actuaren de forma conjunta, asegura Ninio.

El 40% de los proyectos aprobados por AIIB son en modelo compartido

El directivo del AIIB ejemplifica que el 40% de los proyectos aprobados por el banco en el mundo están en el modelo compartido. Sin embargo, el banco está en un momento de transición para crear un mix equilibrado.

«Al principio el banco actuaba en el modelo de cofinanciamiento y ahora veo una progresión para el modelo de ‘stand alone’. La ventaja de este último es no depender de otros en la velocidad de respuesta a las oportunidades», destaca Ninio.

El apetito del banco por la región está clara. «Queremos tener relevancia en la región en la medida que los proyectos beneficien a Asia también», declara.

Ahora en portada