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Estados Unidos y la Unión Europea se miden en el ‘ring’ de la fotovoltaica

La industria norteamericana se ve capaz de instalar 324 GW en diez años; mientras que operadores europeos aspiran a tener operativos más de 700 GW

Queda menos de una década para sentar las bases de la descarbonización de la economía, para transformar el tejido energético, dejar a un lado las opciones más contaminantes y pisar el acelerador en la producción renovable. Y una de las energías más verdes, de la que tanto Estados Unidos como la Unión Europea quieren ser punta de lanza, es la solar fotovoltaica.

En los últimos años, bajo el Gobierno de Donald Trump, la inversión en solar fotovoltaica era casi un anatema. Sin embargo, el cambio de administración ha llevado al sector a acelerar los pasos y desvelar cuál es su capacidad de crecimiento con la vista puesta en 2030.

En concreto, Estados Unidos tiene la capacidad de multiplicar por cuatro el actual despliegue de energía solar e instalar más de 320 GW, cuando a finales del pasado año rozaba los 100 GW.

Esta es la proyección de la Solar Energy Industries Association (SEIA), el principal ‘lobby’ del sector en Estados Unidos, que se basa en un informe realizado por Wood Mackenzie.

¿En qué se traduce esa capacidad de energía solar instalada a lo largo del territorio estadounidense? En que sólo con energía solar, en 2030, podría abastecer a unos 60 millones de hogares, el equivalente al 40% del total.

De momento, el futuro de la estrategia renovable de la nueva administración del presidente Joe Biden es potencialmente verde, pero con objetivos aún por definir.

Previsiblemente, tras sacar adelante al Plan de Estímulos de 1,9 billones de dólares para hacer frente a la pandemia de coronavirus, la próxima legislación que tramiten las Cámaras estará enfocada en infraestructuras, renovables incluidas. Así lo ha pedido la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.

La industria solar estadounidense aspira a que un 40% de hogares se abastezcan con fotovoltaica

Y, a la espera de que esa legislación ve la luz, a lo que ha dado su ok el Congreso, de mayoría demócrata, es a extender los créditos fiscales para la energía solar. Una medida que va dentro del Plan de Estímulos ‘anticovid’ aprobado la pasada semana.

Sin embargo, la industria reclama más medidas para lograr ese objetivo de más de 320 GW de nueva instalación. Entre otras, rebajar los aranceles a los paneles solares, que en su mayoría se importan de otros mercados; además de poder contratar mano de obra extranjera con amplia experiencia en energía solar.

“Necesitamos todas estas medidas, porque no podemos sólo crecer, sino que tenemos que acelerar ese crecimiento”, ha asegurado la presidenta de la asociación SEIA, Abigail Ross Hopper, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.

¿Qué ocurre a este lado del Atlántico?

La Unión Europea lleva más terreno recorrido en cuanto a la apuesta por las energías renovables. En su caso, fijando claros objetivos hacia la reducción de emisiones contaminantes. Incluso acelerándolos, porque a finales del pasado año marcó la meta de reducir las emisiones de gases de efecto en invernadero (GEI) en un 55% en 2030, cuando el objetivo anterior era del 40%.

En su caso, Bruselas da margen de maniobra a los Estados para que, en esa hoja de ruta compartida, puedan ir marcando su propio recorrido en cuanto a qué renovables impulsan en sus territorios.

En cualquier caso, el margen de maniobra del conjunto de los 27 es más amplio. Tanto que una de las principales asociaciones del sector, SolarPower Europe (en la que están presentes compañías como Enel, matriz de Endesa) considera que la Unión tiene mimbres para alcanzar los 700 GW instalados en 2030, lo que requerirá la instalación conjunta de más de 560 GW y dejaría muy atrás las previsiones más optimistas de la industria estadonidense.

España tiene la meta de alcanzar los 39 GW fotovoltaicos en 2030

Y, en este marco, España tiene claros sus propios objetivos. Los definió en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec) que hace un año diseñó el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico encabezado por Teresa Ribera.

La meta, en el caso español, es alcanzar los 39 GW de solar fotovoltaica en 2030, a razón de instalar unos 2,75 GW, de media, cada año.

Esa cifra conlleva que la cuarta parte de todas las energías renovables que estarán en marcha para el final de esta década esté enfocada en esta opción limpia dependiente del sol y que conlleva, además, un impulso en el avance de las baterías, claves para su desarrollo. De hecho, el Pniec recoge que tanto la eólica como la solar son las energías renovables más competitivas, económicamente.

Este potencial, en cambio, no siempre tiene su relación directa en bolsa. Por ejemplo, en los últimos meses algunas de las cotizadas ligadas al sector fotovoltaico han visto corregido su valor en el parqué.

Es lo que le ha sucedido, por ejemplo, a Solaria que desde principios de enero se ha dejado más de un 30% de su valor bursátil.

En menor medida, otras multinacionales también han rebajado su capitalización, como Iberdrola, con un recorte de más de un 10% desde principios de enero. Habrá que esperar a ver si este impulso inversor por parte de Europa y Estados Unidos se vuelve a ver reflejado en bolsa.

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