Brasil creará dos millones de empleos hasta 2030 con una economía baja en carbono

El Banco de Desarrollo crea incentivos fiscales para las infraestructuras verdes. Empresas españolas como Iberdrola, Acciona, FCC o Naturgy operan en estos sectores en el gigante

Brasil tiene una gran oportunidad en la transición hacia una economía de bajo carbono

Brasil no está viviendo un ejercicio especialmente fuerte en lo que se refiere a protagonizar grandes avances en ESG. A pesar de su tamaño, la evolución del coronavirus y la falta de impulso político, le ha convertido en un emisor de bonos verdes menos activo que otro país mucho más pequeños del continente americano como es Chile.

Sin embargo, el potencial del país que lidera Jair Bolsonaro es enorme y los expertos creen que dar pasos adelante en materia de transición energética hacia una economía limpia en carbono puede ser un revulsivo para el gigante, cuyo PIB podría ganar cerca de medio billón de euros hasta 2030 si se apuesta por un avance rápido en esta materia y generar dos millones de empleos.

La energía verde, que está recibiendo incentivos fiscales, será clave para este salto; algo que indirectamente puede favorecer a España, ya que varias compañías españolas que operan en este sector en Brasil, como Iberdrola, Acciona o Naturgy.  

El PIB podría crecer en medio billón de euros hasta 2030 con una transición energética rápida

Estas son algunas de las principales conclusiones del estudio «Una Nueva Economía para una nueva era», elaborada por el World Resources Institute Brasil (WRI Brasil) y The New Climate Economy, en colaboración con el Instituto de Pesquisa Econômica Aplcada (Ipea), la Universidad Federal de Rio de Janeiro/Coppe, la Universidad Pontificia Católica (PUC), la Federação Brasileira de Bancos (Febraban), la Climate Policy Iniciative y el Conselho Empresarial Brasileiro para o Desenvolvimento Sustentável (CEBS).

Una fuente de oportunidades sociales y económicas

El objetivo del estudio era plantear escenarios de transición para una nueva economía más sostenible y los resultados arrojan datos de que existen oportunidades económicas, sociales y ambientales inmediatas y duraderas relevantes, incluso en un escenario económico alterado por la pandemia y con restricciones fiscales.

El estudio calcula el impacto en sectores como la agricultura, la infraestructura, el transporte, la logística, energía renovable y la construcción civil. Sectores en los que España también está representada, con valores del IBEX como ACS o FCC o con Abertis en infraestructuras.

A grosso modo, el análisis avanza que una rápida transición hacia una economía de bajo carbono podría generar un valor adicional al Producto Interno Bruto del país de 2,8 billones de reales (medio billón de euros) hasta  2030. En volumen de empleo, la cifra significaría crear aproximadamente dos millones de puestos de trabajo en diferentes sectores en 2030.

El impacto a nivel forestal también sería muy efectivo, ya que restauraría 12 millones de hectáreas de pasto degradado, lo que impulsaría un mejora de la productividad agrícola en unos 3.000 millones de euros. Juntos, estos dos últimos puntos generarían una reducción del 42% de las emisiones de gases de efecto invernadero en 2025 comparado con las cifras de 2005.   

El motor futuro serán las infraestructuras

A nivel climático, el impacto del sector agrario es enorme. Brasil es el tercer productor agrícola más grande del mundo y el segundo en exportación de alimentos, según datos de la FAO, de 2018. El negocio agrario en Brasil fue responsable de uno de cada tres empleos en 2018 y del 22% del PIB brasileño, según el Centro de Estudos Avançados em Economia Aplicada  (CEPEA, 2019).  

“La transición para una economía verde en Brasil puede seguir beneficiando a sectores tradicionales como la agricultura. Pero el gran potencial de generación de empleo y de valor adicional para el PIB está en el sector de infraestructura”, afirma Carolina Genin, directora del programa de clima del WRI Brasil; un sector que, sin embargo, absorbe poca inversión pública por el momento.

La inversión en infraestructuras es inferior al 2% del PIB y está condicionada por la Covid-19

Así, Brasil invierte hoy menos de 2% del PIB en infraestructuras. Los economistas defiende que esta cifra tendría que avanzar en los próximos 20 años para posibilitar el crecimiento económico del país. Pero la situación fiscal en que se encuentra el país actualmente lo complica, con déficits primarios que rondarán el 12,7% del PIB, según las estimaciones de proyección de la deuda publica del Ministerio de Economía.

El Banco Nacional de Desarrollo quiere incentivar fiscalmente los proyectos de energía renovable y saneamiento básico

Este golpe, que obligará a Brasil a endeudarse, condiciona la capacidad de realizar estas inversiones y de impulsar con ellas el proceso de transición energética. Según las estimaciones del ministerio, la crisis del coronavirus ha debilitado la economía y ha incremento del gasto público, limitando las inversiones. Un escenario que impulsa la necesidad de que se desarrollen mecanismos de financiación privada de las infraestructuras.

En esta línea, el Banco Nacional de Desenvolvimento Econômico e Social (BNDES) anunció en octubre medidas de incentivo para apoyar proyectos de empresas dentro del concepto de economía verde y desarrollo social, según recoge ‘Valor Económico’. La institución ofrece incentivos fiscales a las infraestructuras sostenibles durante el periodo 2020-2021. El banco quiere apoyar proyectos de energía renovable, generación eólica y solar, y también de saneamiento básico.

Ahora en portada