La banca española, resistente a los test de estrés climáticos

El Banco de España considera que la banca española avanza en buena senda en su preparación para identificar los riesgos financieros asociados al cambio climático

La transición climática tendrá un impacto moderado a corto plazo en los bancos españoles, según apunta el Banco de España (BdE) en el capítulo 4 de su informe anual, ‘La economía española ante el reto climático’, publicado este miércoles.

La banca española ya se somete desde comienzos del pasado enero a los test de estrés climático, las pruebas que realiza el Banco Central Europeo (BCE) para analizar la resistencia de las entidades ante eventos climáticos adversos.

Así, la banca española avanza en la senda positiva, según explicaron los expertos del BdE, en su preparación para identificar y gestionar los riesgos financieros asociados al cambio climático. Aquí, el papel del banco central resulta clave.

“Los bancos centrales tenemos que estar monitorizando los desarrollos. Se trata de ir avanzando junto a las empresas financieras”, dijo Ángel Gavilán, director general de economía y estadística del BdE, en relación a los test climáticos.

La huella de carbono se ha ido reduciendo

Si bien 2008 supuso el pico de emisiones contaminantes de la economía española, 2011 fue el año en el que la huella de carbono de la cartera de préstamos de los bancos se disparó a su cota más alta. Desde entonces, ambas se han ido reduciendo.

La huella de carbono de los bancos ha disminuido a mayor velocidad desde 2017, llegando a quedar desde 2019 por debajo incluso de la huella de carbono total de la economía doméstica, según consta en el informe, que tiene en cuenta datos tanto del BdE como del BCE y del Instituto Nacional de Estadística (INE).

En 2008, la relación de activos contaminantes en la cartera de préstamos de los bancos era del 80 por ciento, mientras que en 2019, último ejercicio del que constan datos, el porcentaje ha bajado hasta el 65 por ciento, aumentando con ello el porcentaje de activos menos contaminantes hasta el 35 por ciento.

El informe del BdE tiene en cuenta las consideraciones de los riesgos físicos, aquellos derivados del cambio climático, y los riesgos de transición, los que tratan de mitigar los físicos.

En este sentido, el banco central prevé que se produciría un mayor deterioro en la calidad crediticia de las entidades españolas si se materializan los riesgos físicos en lugar de los de transición.

Ejercicio novedoso

Los bancos centrales tienen que contribuir a la transición incorporando criterios propios de sostenibilidad en sus inversiones, según el informe. La complejidad para las entidades a la hora de someterse a los test de estrés climáticos reside en que se trata de un ejercicio “novedoso” para la banca en general.

“Es un ejercicio muy ambicioso, y al ser novedoso no hay experiencias previas en las que apoyarnos, y actualmente en distintos países y regiones se están realizando pruebas con metodologías distintas”, explicó Ana Rubio, responsable de regulación financiera en BBVA, después de que el BCE comenzase a realizar hace unos meses las primeras pruebas a los bancos españoles.

Estas incluyen una parte cualitativa, “centrada en evaluar los procedimientos internos de las entidades”, un análisis comparativo entre bancos para medir “la sensibilidad de sus ingresos”, así como información para analizar el impacto sobre las carteras crediticias en varios escenarios.

También se pide a las entidades un análisis de los riesgos físicos, que se centran en cuestiones como sequías, inundaciones o incendios. Sobre todo, por el impacto que pueden tener en el tejido empresarial español.

Por ejemplo, el BdE refleja en su informe que las empresas afectadas por un incendio ven reducido tanto su saldo de crédito como su empleo, lo que refleja las dificultades que entraña un recrudecimiento de la crisis climática.

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