Los riesgos climáticos y la ESG ganarán peso en las próximas salidas a bolsa

Los últimos (y escasos) saltos al parqué en España ya han apuntado la relevancia de la responsabilidad social y medioambiental, pero el debut de Airbnb es un ejemplo de que la tendencia es que vaya a más

Dos años de (casi) absoluta sequía de salidas a bolsa en España. Sólo un nombre, el de Soltec, ha hecho sonar este año la campana del Mercado Continuo de la Plaza de la Lealtad. Y lo ha hecho tras más de un año de silencio.

A punto de iniciar 2021, se espera que nombres como el de Línea Directa (filial de Bankinter) den juego al mercado bursátil. Un proceso que va a estar marcado por la creciente exigencia de los inversores en materia ESG (Enviromental, Social & Corporate Governance) que se traducirá en más y mejor información por parte de las empresas.

Una clara prueba de que los inversores, sobre todo los institucionales y las grandes gestoras, exigen responsabilidad social y medioambiental en la gestión corporativa y financiera de las empresas es la última salida a bolsa en Wall Street.

Airbnb se ha convertido en una de las noticias corporativas de las últimas semanas del año -en su primer día de cotización disparó su capitalización más de un 140%- y en su folleto de salida a bolsa aporta un detallado análisis de cuestiones ESG. Por ejemplo, argumenta cómo el cambio climático se ha convertido en uno de los principales riesgos para su negocio.

Una exigencia de compromiso con los criterios ESG que en España va siendo más relevante. No en vano, las empresas que iniciaron su andadura en bolsa en 2018, como Solarpack o AmRest ya daban explicaciones sobre cuestiones medioambientales, aunque no de forma tan pormenorizada como Airbnb.

Soltec y su apunte sobre la ESG

Soltec rompió en octubre de este año la racha de nuevas cotizadas y ya ha marcado un cambio de tendencia en cuestiones de inversión socialmente responsable.

La compañía energética -está especializada en la fabricación de componentes para instalaciones fotovoltaicas- indica en su folleto de emisión que una de sus aspiraciones es formar parte de los principales índices globales de sostenibilidad y ESG.

De momento, esa aspiración, aún está por conseguir porque Soltec aún no cuenta con valoración por parte de las principales firmas de análisis y rating ESG: MSCI, Sustainalytics y S&P SAM, según la información pública estas firmas, que indican los puntos fuertes y débiles de las cotizadas.

Soltec reconoce que aspira a estar en los principales índices globales de sostenibilidad

En ese folleto, Soltec sí aporta información sobre sus exigencias de sostenibilidad. Explica, entre otras cuestiones, que la industria camina hacia la descabonización y hacia un modelo energético sostenible.

La compañía indica su compromiso con esa exigencia de creación de valor sostenible y transparente “que dé respuesta a esa demanda energética”.

En resumen, asegura que busca la rentabilidad financiera de sus proyectos de energía solar fotovoltaica, mejorando su eficiencia y creando valor en las comunidades donde desarrolla sus proyectos.

Y en ese sentido de inversión bajo criterios ESG, apunta la experiencia en esta materia de una sus consejeras independientes, Nuria Aliño.

El creciente riesgo medioambiental

A diferencia de Airbnb, que afirma que el cambio climático puede suponer un duro golpe a su oferta de inmuebles en alquiler turístico, Soltec no era tan concreto en el enfoque de este riesgo.

Solarpack, que debutó dos años antes, también lo destacó entre las potenciales ‘amenazas’ a su actividad. “Los efectos del cambio climático pueden tener el potencial de afectar significativamente a nuestro negocio y operaciones”, indicaba en su folleto de emisión.

Entre esos potenciales riesgos asegura que situaciones medioambientales extremas pueden impedir que operen sus plantas fotovoltaicas o que los costes de mantenimiento sean más altos.

“Los cambios en las condiciones meteorológicas, como de temperatura o de humedad, pueden afectar a las necesidades energéticas de nuestros clientes”, señala.

El grupo minero Berkeley debutó en bolsa unos meses antes, en julio de 2018. Y, en su caso, el riesgo medioambiental es diferente, dado que está imbricado en su negocio, por enfocarse en el uranio y cualquier vertido accidental es una amenaza en sí.

En cambio, otras firmas que saltaron a bolsa hace dos años y cuya actividad puede tener menor impacto que el de Berkeley, también resumían en sus folletos el potencial riesgo medioambiental.

La promotora Metrovacesa volvió a ser cotizada con la sostenibilidad y la responsabilidad con el medio ambiente entre las prioridades que comunicó a los inversores en su folleto de emisión. En cambio, no mencionó ningún tipo de prioridad ESG.

De forma muy similar, otra ‘joven’ cotizada vinculada al sector inmobiliario (al mercado de oficinas en alquiler), Árima Real Estate Socimi, indicaba la relevancia de la cuestión medioambiental en su negocio, pero sin entrar en más detalle.

En ese 2018, también debutó en bolsa la sociedad detrás de los restaurantes La Tagliatella, el grupo de origen polaco AmRest. En su folleto desglosó que no podía descartar que las condiciones climáticas desfavorables pudiesen impedir la recepción de productos alimenticios necesarios para su actividad.

AmRest, dueña de la cadena de restaurantes La Tagliatella, destacó el impacto del clima en las materias primas

“AmRest compra grandes cantidades de ciertos productos básicos que se ven afectados por fluctuaciones en los precios que pueden venir causadas por el clima, rendimientos de cosecha, condiciones de mercado y otros factores que no son predecibles o están fuera del control del grupo”, resumía el grupo de restauración.

Estas advertencias a los inversores son una indicación para quienes deseen apostar por una u otra compañía. Y, en el futuro, ante la creciente presión de grandes firmas, como las mayores gestoras del mundo, ese requisito de información irá en aumento.

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