La influencia de la ESG eleva la tasa de rechazo en las juntas de accionistas

Las votaciones sobre los informes de retribución son los que generan más rechazo, aunque ni Bankia ni Caixabank los someten a votación en sus citas de esta semana

La retribución de los consejos de administración y de la alta dirección de las empresas es, tradicionalmente, uno de los aspectos que más controversia causa en lo relativo al buen gobierno de las empresas. Y la banca, que celebra dos juntas de accionistas esta semana -la de Bankia, el 1 de diciembre; y la de Caixabank, el 3-, no es precisamente, ajena a esa realidad.

Al contrario. En los últimos años ha ido creciendo el rechazo por parte de los accionistas a las retribuciones de los consejos de las principales entidades financieras españolas: Santander, Caixabank, BBVA, Bankinter, Bankia y Sabadell.

Así se desprende de la evolución de los votos en contra a los informes de retribuciones en las últimas juntas de accionistas ordinarias.

Unas entidades que están inmersas en un baile de fusiones, a pesar de la ruptura de las negociaciones entre BBVA y Sabadell.

Esta semana, ese proceso se acelerará con las juntas de accionistas de Bankia y Caixabank, que deben de dar el visto bueno a su integración, aunque las retribuciones no se someterán a votación. A principios de año, de fructificar, se espera el visto bueno a la fusión de otros dos bancos cotizados, Unicaja y Liberbank.

La votación de los informes de retribuciones en las juntas es un punto en el orden del día obligatorio, porque los accionistas tienen que manifestar su opinión. Sin embargo, es de carácter consultivo. Aunque hubiera una mayoría de votos en contra a esas retribuciones no sería suficiente para tumbarlas.

La presión de la ESG

El modelo y la estructura de sueldos de los máximos ejecutivos es uno de los pilares de la ESG (Environmental, Social & Corporate Governance). En concreto, es una de las claves de la G de esas tres siglas.

No sólo conlleva un análisis de las cifras que se abona anualmente a quienes se sientan en los consejos de administración y llevan las riendas, en este caso, de la banca. También ampara si esos pagos se ajustan a la realidad de las compañías, a la evolución de su rentabilidad o es comparable a la de sus competidores. Y hay más matices: si existe paridad entre cómo se retribuye a consejeros y a consejeras o si va acortando la distancia entre los sueldos más altos y los más bajos de las firmas cotizadas, entre otros aspectos.

Lo que queda patente, a tenor de esta evolución en las votaciones de las juntas, es que va aumentando la presión por parte de los accionistas ‘activistas’; o de los ‘proxy advisor’, firmas que asesoran a los inversores institucionales respecto a sus opciones de voto en las juntas.

Una presión que va a ir a más en el futuro, dado que estos inversores que abogan por la responsabilidad en el modelo de gestión no sólo harán presión al votar en contra de aquellas cuestiones que consideren que no cumplen con los criterios ESG. Además, irán influyendo en las juntas, incluyendo puntos en el orden del día de aquellas cuestiones que consideren relevantes para sus intereses.

Las retribuciones de 2019

Entre los seis grandes bancos cotizados del Ibex el único donde la oposición a las retribuciones del consejo se mantiene estable es Bankia. La entidad mantiene prácticamente invariable una oposición del 0,4% de los accionistas presentes en las juntas.

En el ejercicio 2019, la entidad controlada por el Estado a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) abonó a su consejo algo más de 2,8 millones de euros, un 15,9% menos que un año antes.

Mientras que Bankia concentra menos votos en contra, la que más elevó la oposición en la última junta fue Sabadell. Un 8,4% de los accionistas se manifestó en contra, frente al 3,8% del año previo.

Creció el descontento al mismo tiempo que había crecido la retribución del consejo de la entidad, que en un ejercicio pasó de percibir 6,4 a 9,6 millones. Y detrás hay un bonus para su presidente. Con cargo a 2019, Josep Oliu percibió una retribución de más de 3 millones de euros, cuando un año antes se había quedado en 1,9 millones, tras renunciar al bonus por los problemas del negocio británico TSB que, ahora, tras fracasar su fusión con BBVA, ha puesto a la venta.

Habrá que esperar a la próxima primavera para ver cómo evoluciona la opinión de los accionistas de los bancos a los sueldos de sus consejos. En esa ocasión tendrán que valorar, también, si ven suficiente o no la cesión de parte de las retribuciones de algunos de sus altos cargos como consecuencia de la crisis del coronavirus.

En el caso del Santander, por ejemplo, tanto su presidenta, Ana Botín; como el consejero delegado de la entidad, José Antonio Álvarez; rebajaron en un 50% su retribución de 2020. En el caso del resto del consejo, la rebaja fue menos, de un 20%.

En CaixaBank, su consejero delegado, Gonzalo Gortázar, renunció al variable del ejercicio aún en curso. Y, en BBVA, la renuncia al variable se aplica a toda la dirección. Unas medidas que, veremos, si son suficientes o no para mejorar el respaldo de sus inversores.

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