HSBC saca partido a las campañas del activismo en su contra

Su compromiso para dejar de financiar al carbón, presentado tras la presión de los inversiones climáticos, refuerza la calificación ESG del banco, según S&P

Verse envuelto en una campaña activista no siempre tiene que tener un efecto negativo; a menos a medio plazo. HSBC es uno de los últimos ejemplos.

S&P acaba de publicar su calificación ESG del banco y uno de los argumentos sobre los que justifica su valoración, que es positiva, es que el cambio climático es una «prioridad estratégica» para la entidad.

«Está comprometido a lograr las cero emisiones en sus operaciones propias y su red de proveedores en 2030 y a nivel de cartera financiera en 2050 o antes», repasan los analistas de la agencia de calificación.

«Los compromisos publicados recientemente avalan la política de eliminación de carbón a través de la eliminación de la energía y la financiación de la minería en la Unión Europea y la OCDE para 2030, y en todos los mercados para 2040», argumentan desde S&P, que concede a HSBC una calificación de 62 puntos sobre un máximo de 100 en perfil ambiental.

«El objetivo de HSBC de proporcionar entre 750.000 millones y 1 billón de dólares de financiación e inversión hacia la transición para 2030 probablemente se deba a ayudar a los clientes a recaudar fondos vinculados a ESG», detallan los analistas.

Curiosamente, el ‘Thermal Coal Phase-Out Policy’ aprobado por el banco hace pocos días y al que hace referencia S&P, vino después de que la junta de accionistas aprobara un plan de reducción de emisiones promovido desde el activismo.

La presión activista

HSBC ha sido uno de los bancos objetivo favoritos de movimientos activistas ESG anglosajones. En marzo del año pasado, ShareAction, que aglutina a accionistas con control sobre 2,4 billones de dólares en activos, presentó una propuesta para pedir al banco la publicación de una estrategia y objetivos para reducir su exposición a activos de combustibles fósiles, que fue votado en junta.

“Históricamente, HSBC ha tardado en tomar medidas para frenar su exposición al carbón y otros combustibles fósiles. Ha proporcionado miles de millones de dólares a la industrial del carbón, y ocupó el puesto 15 entre los mayores financiadores a nivel mundial y el cuarto en Europa”, dijeron los activistas en una carta.

En 2019, el apoyo financiero del banco a empresas eléctricas con carbón fue 3,5 veces superior al de 2016. Ante estos datos, HSBC se vio forzado a presentar una propuesta a su junta general de accionistas de mayo para tener en cuenta las peticiones de ShareAction. “Es un paso importante”, destacaron los activistas.

El respaldo obtenido en la junta fue del 99 por ciento de los votos. “Estamos encantados de que nuestra campaña haya resultado en un compromiso vinculante, los próximos seis meses son cruciales para garantizar que este compromiso se traduce en políticas sectoriales robustas”, dijeron en ShareAction.

Un plan al detalle

Parte de la resolución comprometía a HSBC a publicar a finales del pasado año los detalles de estas políticas ante los altos volúmenes de financiación destinados al combustible.

Un informe de Reclaim Finance cifró en 15.200 millones de dólares los préstamos a la industria entre octubre de 2018 y el mismo mes de 2020, incluidos 4.100 millones para empresas con planes de expansión energética basados en carbón.

Otra de las demandas activistas exigen al banco el requerir a sus clientes un plan de salida de la industria del carbón antes de diciembre de 2023.

Un precedente que el mayor banco europeo estaría dispuesto a tomar. Según Reuters, HSBC exigirá el plan de salida a sus clientes en los países desarrollados, según habría explicado a la agencia de noticias Celine Herweijer, chief sustainability office del gigante británico. De culminarlo, se convertiría, así, en el primer banco europeo en tomar esta determinación.

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