Entrevista con Roberto Fernández Albendea (Iberdrola): “EEUU es un vector de crecimiento clarísimo”

El responsable de RSC y Reputación del gigante del IBEX y componente del índice SOCIAL INVESTOR analiza las perspectivas del mercado estadounidense tras la llegada de Biden, el impacto de la Ley de Cambio Climático y qué esperar del desarrollo de la taxonomía europea

Es el único directivo de una cotizada española que ha formado parte del grupo de expertos del TEG (Technical expert group) primero y de la Plataforma de Finanzas Sostenibles, después, que se han encargado de asesorar a la Comisión Europea en el desarrollo de la taxonomía verde.

Además, como director de Responsabilidad Social Corporativa y Reputación de Iberdrola, Roberto Fernández Albendea, lleva la batuta de la estrategia de sostenibilidad y financiación ESG de la multinacional española; algo que de alguna manera le hace responsable de que la compañía española sea uno de los componentes del Índice SOCIAL INVESTOR, el indicador de los -‘best in class’- en ESG del IBEX.

Fernández Albendea, reconoce que si Estados Unidos ya era un mercado atractivo antes de la llegada de Biden, el desembarco del Demócrata lo ha catalizado. El nuevo presidente acaba de anunciar un proyecto de infraestructuras de más de dos billones de dólares, sobre todo en energía ‘verde’.

“Esperamos ser un actor importante en Estados Unidos”, reconoce Fernández Albendea. “Como referencia, nosotros antes de que fuera elegido como presidente Biden, ya preveíamos que el 34% de las inversiones del grupo Iberdrola iban a tener lugar en Estados Unidos. De los 70 GW de ‘pipeline’ de renovables que tenemos, aproximadamente 23 GW están en EEUU”.

La Casa Blanca como vector renovable

Iberdrola ya está presente en el mercado norteamericano a través de dos filiales Avangrid y PNM Resources, con presencia en estados como Nueva York o Nuevo México, entre otros. Pero la oportunidad es más amplia. “El país tiene unas necesidades de inversión en redes tremendas, tanto por la renovación de la red de infraestructuras, que es anticuada, como para la integración de las renovables. EEUU es un vector clarísimo para nosotros”, reitera.

“Creemos que si desde el Gobierno Federal se impulsan objetivos medioambientales, que habían sido paralizados desde la presidencia anterior, tenemos una plataforma muy establecida para para continuar invirtiendo y acelerar nuestro crecimiento”.

«Estados Unidos tiene unas necesidades de inversión en redes tremendas. Su red de infraestructuras está anticuada»

Eso en Estados Unidos, pero en España, con la Ley del Cambio Climático ya aprobada -que según cálculos del Ministerio de Transición Ecológica puede atraer inversiones de hasta 200.000 millones de euros- las oportunidades de crecimiento también se disparan en su país de origen.

Por ello, el responsable de RSC de Iberdrola recalca que la compañía ve la ley “de una forma muy, muy positiva”. “Es consistente con nuestra visión, apuesta por unos objetivos ambiciosos, reducción del 23% del CO2, 42% de renovables como porcentaje de la demanda final y 39% de eficiencia. Además apuesta por la movilidad eléctrica, por la electrificación de la calefacción”.

Megainyección de fondos en Europa para electrificar la economía

Unos planes que van a requerir, de forma más inmediata, la llegada de fondos de recuperación por parte de la Unión Europea. Y, de nuevo, optimismo. “Independientemente de cómo se financie la parte del ‘equity’, la afluencia de fondos públicos desde la Unión Europea del programa Next Generation puede cambiar la economía europea y eso es lo importante”.

Pero hay matices, porque todo dependerá de a qué se dirijan esas inyecciones de capital. “Es importante acertar en qué gastamos ese dinero, en qué lo invertimos como sociedad, y hacerlo de una forma rápida posible para tener un impacto rápido”.

“Aquí Iberdrola pone a disposición de las instituciones públicas nuestra experiencia, nuestra capacidad de encontrar y ejecutar proyectos y nuestra visión tecnológica. Hemos explicado que tenemos 150 proyectos, por importe de 21.000 millones de euros, que supondría un 1,5% del PIB español y de esa cifra 7.000 millones irían a zonas rurales, lo que ayudaría a la vertebración del país”.

En cuanto a qué tipo de proyectos, el grupo energético defiende lo que atañe principalmente a su negocio: dar más peso a la electricidad. “Es el modo más eficiente de descarbonizar la economía europea”, asegura Fernández Albendea. 

Y enumera posibles opciones: “Redes inteligentes, que integremos las renovables, el almacenamiento que permite que las renovables sean explotadas desde un punto de vista técnico de forma óptima, la movilidad eléctrica, la electrificación de las calefacciones y el hidrógeno verde… Es un salto en el aire pero tenemos que aprovecharlo porque es una cantidad de fondos públicos que es muy sustancial”.

Nueva taxonomía con opciones para el gas y la nuclear

Los fondos para reconvertir la economía hacia un futuro de cero emisiones en 2050 no es lo único que va a llegar de Europa. En las próximas semanas se debe definir una de las cuestiones clave para el futuro de la industria: la clasificación de actividades sostenibles dentro del desarrollo de la taxonomía verde que definirá qué actividades son consideradas ‘limpias’. Y, ahí, el directivo de la energética española ha tenido un papel destacado.

“En Iberdrola tuvimos la suerte de participar en el TEG [grupo de expertos técnicos], que convocó la Comisión Europea para escribir el reglamento de Taxonomía y también de estar en la plataforma de financiación sostenible, el grupo de trabajo heredero del TEG, para desarrollar el reglamento”, algo que ha permitido a la compañía de origen vasco tener “visibilidad” y dar sus “puntos de vista, que hemos demostrado que son sostenibles”.

«Hay mucha confusión con la taxonomía: quedarse fuera no es ser malo»

En cuanto a porqué es importante la taxonomía, Fernández Albendea apunta que se trata de “un sistema de clasificación” y que, como tal “va a aportar claridad”. “Vamos a llegar a la definición de lo que es una actividad económicamente sostenible, entendida como aquella que contribuye sustancialmente a los objetivos medioambientales de la Unión Europea”. 

Y no ha sido una tarea fácil, porque habrá actividades industriales clave que se van a quedar fuera y que van a perder vías de acceso a financiación que siga criterios ESG.

“Ha habido mucha confusión. La primera, que parece que lo que está fuera de la taxonomía sea malo y, en principio, no. La taxonomía define actividades que contribuyen sustancialmente, pero si tú eres neutral no estarás en la taxonomía. No significa que seas negativo. De ahí viene la necesidad de analizar si va a hacer falta una taxonomía de actividades negativas, y es algo que está en la plataforma bajo análisis. Es complicado”, matiza.

“La segunda gran confusión, según algunos críticos, es que la taxonomía no permitía la transición a un modelo descarbonizado, porque era muy binaria, estás o no estás. Tampoco es así”, argumenta el directivo. “Se necesita esa definición basada en la ciencia y soportada por un grupo de ‘stakeholders’ amplio y diversificado”.

«En el gas me adhiero al TEG, que marca un límite universal de 100 gramos por KW hora»

“En el gas, me adhiero al TEG, que marca un límite universal de 100 gramos por KW hora”, la opción que todo indica que respaldará Bruselas. “Lo que está por debajo es sostenible y esa es la posición que yo veo. Espero que el acto delegado vaya en esa línea. En cuanto a la nuclear, en España está en fase de salida, sin poner en riesgo la seguridad del suministro. Hay que esperar a la entrada de mayor porcentaje de renovables, pero está en fase de salida”.

Hay que tener en cuenta que dejar fuera al gas de la taxonomía sí puede perjudicar a empresas españolas, como Naturgy; pero dado el ‘apagón’ nuclear en las próxima década, que Bruselas considere esta actividad como verde, sobre el papel, a España le perjudicaría menos económicamente. Sin embargo, es vital para otros países europeos, como Francia, que sigue teniendo su pilar energético en las nucleares. 

Evitar el ‘greenwashing’

Además, la taxonomía será clave a la hora de definir nuevos proyectos y canalizar inversiones, también las procedentes de fondos institucionales. Y ahí es donde se esconden opciones para las empresas que centren su foco industrial en actividades que la UE no reconozca como verdes. 

“Imaginemos una empresa eléctrica que no sea Iberdrola que tenga un alto peso del gas o del carbón, empieza a hacer inversiones en activos renovables. Eso entra dentro de la taxonomía, pero el resto de su actividad no. Es posible considerar el Capex como alineado y el resto de la actividad, no. Eso permite transicionar”, hacia una economía descarbonizada. 

Los grupos como Climate Action 100+ nos influyen, porque el mercado no se para

Además, apunta que la Comisión pidió a los expertos que encontrara “formas flexibles de financiar la transición”. “Una de las que está encima de la mesa, que en ciertos casos, si una actividad todavía no cumple los requisitos pero a un plan cerrado, a tres o cinco años, y con unas inversiones determinadas, demuestra que puede alcanzar esos requisitos, no solo el Capex, sino la actividad, a fecha de hoy, podría considerarse en transición y por tanto alineada”, con la taxonomía. “Es una idea que es interesante pero tiene que estar muy bien alineada para evitar el ‘greenwashing’. 

Precisamente, para evitar este ‘falso’ posicionamiento sostenible, grupos de presión como Climate Action 100+ reclaman resultados a las compañías. E Iberdrola reconoce el papel que juegan estos ‘lobby’.

“Claro que nos influyen, porque el mercado nunca se para. Todos los aspectos de gobernanza climática se están reforzando, los requisitos de información no financiera son cada vez más intensos, el inversor institucional quiere estar más cerca cada de la compañía y del consejo y sus opiniones por supuesto nos influyen y nos hace mejorar”.

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