El espejo danés en el que se mira Iberdrola

Ørsted, que focaliza su negocio en la eólica marina, tiene una capitalización inferior a la del grupo español, pero el mercado paga más por sus beneficios por su perfil industrial

Un guiño al mercado, a los inversores más comprometidos con el desarrollo renovable o, simplemente, a aquellos que aspiran a los mejores múltiplos de rentabilidad.

El presidente y consejero delegado de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, ha sorprendido esta semana con un movimiento poco habitual en una conferencia de resultados: anunciar que se está estudiando una operación que casi nadie pensaba que estuviera sobre la mesa.

La compañía estudia la segregación de su negocio de eólica marina. Una actividad que, más que ser un eje de negocio en presente lo es a futuro y donde la empresa española tiene relevantes proyectos en desarrollo, pero también subastas de MW a las que acudir y necesidades de inversión. Y ahí le vendría de perlas tener un socio financiero o contar con los fondos de una salida a bolsa que le den aún más músculo financiero.

Más aún porque ya existe un rival en Europa enfocado en la eólica marina que es casi tan grande como el grupo bilbaíno –Ørsted-.

¿Quién es Ørsted y por qué es importante para Iberdrola?

Ørsted es un gigante energético danés que se anticipó a otras multinacionales europeas, españolas incluidas, al adelantar su giro hacia las energías verdes.

No nació con ese nombre, que viene del científico danés Hans Christian Ørsted -quién descubrió el electromagnetismo-, sino que tiene un origen muy lejos del negocio de la energía menos contaminante.

La compañía danesa vio la luz a principios de la década de los 70 como Dansk Olie & Naturgas (DONG) con el objetivo de reducir la dependencia del reino de los combustibles fósiles. Y lo logró. 

Siguió con ese focó hasta hace casi una década, el momento en que vio más potencial en el negocio renovable, sobre todo en el eólico. Por ello, en 2017, decidió desinvertir de los combustibles fósiles y centrarse sólo en las renovables. 

De momento, el tiempo parece darle la razón porque, aunque es una compañía de menor tamaño que Iberdrola, más del 80% de su resultado bruto procede del negocio de la eólica marina y sus múltiplos de rentabilidad en el parqué son mejores que los de la firma española. 

Los ratios clave del grupo danés

La empresa danesa cuenta con una capitalización superior a los 54.000 millones de euros. Mientras que Iberdrola está por encima de los 64.600 millones. 

Sin embargo, el PER (Price Earning Ratio), que relaciona el precio de la acción y el beneficio, se sitúa en 37,27 veces, según la información publicada por Bloomberg. Sin embargo, en el caso de Iberdrola se sitúa en 20,06. 

De esta forma, si Ørsted presentase una ratio de PER similar al de Iberdrola, valdría en el parqué casi 24.000 millones menos, lo que dejaría su valor en el mercado por debajo de los 30.000 millones de euros. Pero si Iberdrola fuera a los múltiplos que se pagan por Ørsted -ella o una filial independiente-, su valoración se acercaría a los 100.000 millones.

Y eso es, precisamente, lo que parece que valora Galán con esta segregación, si finalmente decide colocarla en el parqué: no sólo ganar visibilidad y capacidad de atracción de inversores, sino también ser más rentable y atractiva para el inversor si consigue mejorar sus múltiplos en bolsa.

Un accionariado muy diferente

También porque el perfil de accionista de una y otra compañía es diferente. La empresa española tiene como inversores de referencia a Qatar Investment Authority (con más del 8%) y a Blackrock (con algo más del 5%). Por detrás quedan Vanguard, con el 3,7%; y Norges Bank, con el 3,5%.

En cambio, Ørsted es una compañía controlada por el Estado danés, que tiene bajo su control más del 50% del capital, lo que le otorga una estabilidad y supone una muralla para cualquier inversor oportunista. Aunque entre sus seis mayores accionistas también están Blackrock, Vanguard y Norges; con el 2,5%, el primero; y algo más del 1%, en los otros dos casos. 

En cuanto a su negocio, al margen del 80% del resultado bruto que Ørsted obtiene gracias a la eólica marina, otro 13% de su Ebitda viene de los combustibles alternativos, y un 5% de la eólica terrestre. Así que su actividad no es 100% ‘offshore’ pero es la pata esencial de su negocio. 

En 2020 ese beneficio operativo despuntó un 4% hasta 18.100 millones de coronas danesas (algo más de 2.400 millones de euros) y casi 17.000 millones de coronas venían del negocio ‘de la energía del viento’. 

Mientras, Iberdrola cuenta con un negocio eólico marino que le aporta actualmente 600 millones de euros a su Ebitda. Su aspiración es alcanzar los 12.000 MW instalados al final de esta década. 

Esa es, precisamente, la capacidad instalada actual de Ørsted, que al cierre del primer trimestre del ejercicio rondaba los 11.200 MW, repartidos en mercados como Dinamarca, Reino Unido, Alemania, Holanda, Estados Unidos o Taiwan.

Una diversificación por mercados que no difiere en exceso de la de Iberdrola que tiene en Reino Unido, Estados Unidos, Alemania y Francia sus principales mercados en ‘offshore’ actuales y de cara al futuro más inminente, aunque también aspira a subastas de MW marinos en subastas en mercados como Polonia o Japón.

Su antecedente en el parqué en renovables

Iberdrola volverá a probar suerte con la segregación de una filial tras el movimiento de ida y vuelta con la filial verde. Han pasado casi 15 años desde que decidió sacar a bolsa Iberdrola Renovables.

Entonces colocó el 20% del capital y obtuvo 5.000 millones de euros. Hoy, según un informe de Goldman Sachs citado por ‘Expansión’, solo la eólica marina valdría entre 15.000 y 20.000 millones.

En esa ocasión la aventura en el parqué del negocio verde sólo le duró seis años, porque en 2011, en plena crisis financiera, Iberdrola recompró las acciones que tenía en el mercado y a mitad de precio.

Las sacó al parqué a 5,3 euros y las recompró a 2,9 euros por título. Hoy, esas renovables son la base esencial de su negocio.

El modelo de Acciona Energía

Y en este contexto de exigente crecimiento a futuro en renovables y Capex millonario por delante, quien ha abierto la veda es Acciona.

Pese a las dudas del mercado por el nuevo pinchazo de las renovables –que evaporó gran parte de las aspiraciones de valoración de la compañía de los Entrecanales– Acciona sacó a bolsa este 1 de julio el 15% del capital de su negocio energético, que es 100% y que también tiene un claro vector de crecimiento en la eólica ‘offshore’.

Inició su cotización al inicio de mes a 26,73 por acción y actualmente supera los 29 euros. 

Desde ese día, la filial de Acciona ha remontado más de un 11% en el parqué. Ha dejado la capitalización de la ‘parte’, de la filial, en los 9.780 millones de euros; mientras que la matriz se queda en 7.060 millones.

Acciona solo colocó el 15% del capital. Y ese es también un paso al que puede aspirar Iberdrola. No necesita sacar al mercado un elevado porcentaje de capital de su negocio eólico. Con una parte basta en liquidez del valor, visibilidad de la filial y capacidad de atraer inversores.

La próxima semana, el grupo de concesiones presenta resultados y a buen seguro hará una primera evaluación del primer mes de Acciona Energía como cotizada.

Repsol, la tercera en juego con el mismo objetivo

Un movimiento que no sólo se sigue desde la sede de Acciona; también desde la de Iberdrola y en Repsol.

La petrolera también necesita fuelle inversor en su negocio verde, con el que aspira a crecer en mercados como Estados Unidos; y conseguir así rebajar su dependencia del crudo. Más aún cuando aspira a ser una empresa cero emisiones de CO2 en 2050.

Ahora Repsol, con el paso de Iberdrola, tendrá más competencia para atraer inversores, sobre todo ESG, que primen el negocio renovable.

Aunque fondos en el mercado con apetito comprador, hay, sobre todo fondos soberanos. Más aún en una situación de incertidumbre como la actual -la variante delta, inflación, dudas sobre las políticas de compra de deuda de los bancos centrales…- que vuelven los activos con alta rentabilidad, certidumbre de negocio y perspectivas de crecimiento, más atractivos.

E Iberdrola no quiere perder esa ola. Además, la compañía está y seguirá durante meses en el foco por la imputación de Galán (y de su número dos y de Iberdrola Renovables) por los presuntos trabajos de espionaje encargados al excomisario José Manuel Villarejo. Es el momento de ganarse el apoyo del inversor por nuevas vías.

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