El engagement no puede con las presidencias ejecutivas

La mitad de las empresas cotizadas españolas mantuvo esta figura en 2020, a pesar de que cada vez es más cuestionada por los asesores de voto e inversores ESG

El modelo de presidencia ejecutiva que se ve en España sigue siendo un hueso muy duro de roer en España. A pesar de que, en términos generales, se considera una buena práctica de gobernanza la separación del rol del presidente y del consejero delegado y la existencia de presidencias institucionales, es una costumbre que no acaba de calar entre las cotizadas españolas.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) publicó este viernes sus informes correspondientes a 2020 sobre los Informes Anuales de Gobierno Corporativo (IAGC) y de los Informes Anuales de Remuneraciones de los Consejeros (IARC) y uno de los datos que destacó es el peso de las presidencias ejecutivas.

El año pasado un 52,9% de las empresas del IBEX contaba con esta figura

«Los presidentes de los consejos de administración continuaron siendo mayoritariamente ejecutivos (50 por ciento), sobre todo en las compañías del Ibex, donde este promedio llegó al 52,9 por ciento», explicó el supervisor en un comunicado.

Una cifra que contrasta con el 19,9 por ciento (mejorando, eso sí, respecto al 13,4 por ciento de 2019) de empresas que cuentan con un presidente del consejo que es independiente.

Un modelo cada vez más cuestionado

La argumentación de los asesores de voto y de los inversores ESG para defender la separación de poderes y las presidencias institucionales es que son la manera de velar por la independencia del consejo. La concentración de poder se considera un factor de riesgo.

En el IBEX todavía son varias las compañías que cuentan con un presidente ejecutivo ‘todopoderoso’, y son pocos los presidentes solo ‘institucionales’ o independientes en los consejos.

Por ejemplo, Acciona, Aena, ArcelorMittal, Iberdrola, Mapfre o Naturgy mantienen el modelo de concentración. Y otros pesos pesados del índice, como Telefónica, el Banco Santander o BBVA conservan presidencias ejecutivas.

Una lista que parece indicar que las cada vez más habituales prácticas de implicación (‘engagement’) de los inversores institucionales todavía no están logrando avances muy rápidos, aunque sí que se percibe que es una materia cada vez más clave.

Por ejemplo, en el relevo de Fernando Abril-Martorell en la presidencia de Indra, que finalmente se optara por la desconcentración de poder fue una de las claves para que el relevo y la incorporación de Marc Murtra a la cabeza obtuviera el respaldo de la junta y de los asesores de voto.

Otro ejemplo fue la reelección de José María Alvárez-Pallete como presidente de Telefónica en la junta de este año. El 15 por ciento del capital presente rechazó su continuidad a la cabeza de la teleco; un porcentaje que se considera significativo.

También generó debate la designación de José Ignacio Goirigolzarri como presidente de Bankia. Obtuvo el apoyo de los asesores de voto, que dieron por válida que su cargo era no ejecutivo, aunque sí tuviera más atribuciones que su predecesor, Jordi Gual.

El avance en diversidad

Una materia en la que los mensajes de los grandes inversores es más claro y público que en temas de gobernanza es en diversidad.

Algunos de los mayores accionistas de la bolsa española, como BlackRock o Vanguard, han avanzado que serán cada vez más inquisitivos con que estas políticas realmente se pongan en marcha, ligando su apoyo a las elecciones de consejeros.

Y las cotizadas están siendo sensibles a esta preocupación, aunque todavía tendrán que continuar avanzando, ya que las recomendaciones sobre presencia femenina en el consejo continúan avanzando, que debería alcanzar al menos el 40 por ciento a finales de 2022.

En 2020, la cifra media todavía se mantenía por debajo, pero estaba mejorando, y así lo destaca la CNMV. «La presencia de mujeres en los consejos experimentó un importante aumento de casi 3 puntos respecto del año anterior, situándose en el 26,1 por ciento», afirma.

La representatividad femenina crece casi tres puntos en un ejercicio

En el caso de las compañías del IBEX, la proporción fue más alta, alcanzando el 31,3 por ciento; cumpliendo con la guía dada por el supervisor, que aconsejaba llegar a la cifra del 30 por ciento. «Este incremento se produjo en todas las categorías aunque se concentró principalmente en las consejeras independientes», puntualizó.

De hecho, las ejecutivas son un ‘rara avis’ en nuestro mercado. Aumentaron una décima en 2020, pero su representatividad es de apenas el 5,6 por ciento del total de consejeros. Ana Botín o María Dolores Dancausa son algunas de la caras más visibles en esta minoría.

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