El desplome de Ecoener fija nuevas normas de juego para el debut de las renovables en bolsa

Opdenergy cancela su colocación, prevista para este viernes, por las inestables condiciones del mercado y mete presión a Acciona, que debe decidir si saltar al parqué antes del verano

Un movimiento en falso o una clara señal de lo que está por venir. Ecoener se estrenó este martes en el parqué madrileño con un un desplome del 15,25%. A mediodía salió a cotizar a 5,9 euros y cerró la jornada a 5 euros por acción, después de un estreno maldecido por el debate sobre la burbuja en renovables.

El severo golpe para Ecoener no sólo es relevante en sí mismo y por ser el segundo debut en bolsa del año tras la puesta de largo de Línea Directa. Lo es porque marca el camino.

Ha obligado a Opdenergy a frenar en seco, este miércoles, su colocación -prevista para el viernes- por las inestables condiciones del mercado; y deja en el aire qué ocurrirá con dos pesos pesados del IBEX, como Repsol y Acciona, que también aspiran a hacer cotizar sus negocios renovables, aunque en estos casos aún no hay fecha agendada.  

Ecoener, además, ha llegado a la bolsa después de retrasar unos días su salida, ya que estaba prevista para el 30 de abril. Además, la compañía fundada y controlada por Luis de Valdivia inició su cotización en la franja baja de precio y después de rebajar sus previsiones de colocación desde los 200 millones de euros iniciales hasta rondar los 110 millones.

De momento, ni Repsol ni Acciona han sellado negro sobre blanco el futuro de sus divisiones ‘verdes’, ni han marcado una fecha en el calendario. Sin embargo, la compañía controlada por la familia Entrecanales manejaba como opción la cotización de la nueva filial antes del verano, previsiblemente, dado los ajustado de los tiempos, en junio. Y un cambio de tendencia puede derivar en un cambio de fecha. 

El megamovimiento de Acciona

De entrada, el apetito por las renovables parece estar agotándose, en lo que a bolsa se refiere, porque los inversores son cada vez más exigentes a la hora de valorar planes de negocio y activos.

En el caso de Acciona, además, se trata de una filial valorada en cerca de 10.000 millones de euros. Su tamaño nada tiene que ver con el de Ecoener. Como comparación, Acciona contaba a cierre de 2020 con una potencia instalada de 10,6 GW. De ellos, casi el 80% correspondían a potencia eólica y, el resto, prácticamente, repartido en fotovoltaica e hidroeléctrica. 

En cambio, Ecoener cerró 2020 con una capacidad operativa de 141 MW. Mientras, sus proyectos a futuro, su ‘pipeline’ es de 1.527 MW.

La mayoría de estos, en una fase inicial de desarrollo, más de 1.100 MW. Y eso es, precisamente, una de los motivos que estarían detrás de la penalización por parte de los inversores, que no se trata de proyectos maduros, sino a los que aún les queda mucho hasta verse convertidos en realidad.

Es algo similar a lo que ha ocurrido con otras compañías renovables cotizadas, como Solaria, que lleva retraso en la definición de algunos proyectos. 

Acciona tiene por delante el objetivo de alcanzar los 20,0 GW en 2025. De momento, la división cerró 2020 con un volumen de ingresos de 1.780 millones de euros y un resultado bruto de explotación (Ebitda) de 831 millones.

Hay que recordar que el paso de Acciona aún no es definitivo. Lo que ha hecho la compañía es dar el ‘ok’ vía junta de accionistas a la segregación del negocio de energías renovables. Y, “en el momento en el que considere oportuno” su consejo, habilitarle a fijar el tamaño de una futura oferta y su precio. 

La compañía se marcó un mínimo: sacar a bolsa, al menos, el 25% del capital de  nueva compañía, decisión “sujeta a las condiciones de mercado” y siempre manteniendo bajo control de la matriz, en torno, al 70% del capital.

Este viernes, Acciona desglosará a los inversores su evolución en el primer trimestre, así como de su hoja de ruta energética y tendrá que ahondar en los próximos movimientos de su filial.

Repsol se reserva todas las cartas

Repsol es aún más cauta. Su consejero delegado, Josu Jon Imaz, recalcó la semana pasada a los inversores que aún tienen por delante más de un año para decidir si sacan o no a bolsa su filial de renovables, en plena fase de desarrollo.

La otra opción pasaría por buscar un socio con vocación de permanencia en el capital -donde Repsol seguiría teniendo la mayoría-. E, incluso, optar por ambas opciones a la vez, lo que podría retrasar aún más el calendario: primero, dar entrada a un socio en la filial; después, sacar a bolsa una parte de su accionariado, 

En el caso de la compañía presidida por Antonio Brufau recalca que la meta es conseguir construir un negocio con el menor coste de capital posible, dado que está en plena fase de crecimiento y los planes de expansión en renovables, tanto en Europa como en América, van a ser uno de los pilares para asentar su perímetro. 

De momento, Repsol ha aumentado su cartera de proyectos renovables en 3.000 MW y prevé una capacidad instalada de 7.500 MW en 2025.

Repsol aspira a construir una filial ‘verde’ con el menor coste de capital y en plena fase de crecimiento

A ellos se sumarían otros proyectos ligados a combustibles cero emisiones, como el hidrógeno verde, y cuya magnitud va a depender en gran medida del volumen de ayudas que consiga de los fondos Next Generation.

Y ante la situación del mercado bursátil esa citada búsqueda de socio se perfila como una opción, cada día, con más peso. Ya sea un fondo ligado al sector de las infraestructuras, con voluntad de elevar su presencia en negocios con bajas emisiones de CO2, o firmas con una más clara vocación ESG, como el fondo noruego Norges que acaba de pagar 1.375 millones de euros por controla el 50% de un proyecto de eólica marina en Holanda.

Más aún dada la evolución en lo que va de año de las firmas renovables cotizadas, como la citada Solaria. Ésta última, se dejó este martes en bolsa más de un 5,5% y acumula un retroceso en el año de casi el 31%.

Su caso es relevante, dado que es uno de los integrantes más jóvenes del IBEX 35. Pero hay otras cotizadas ‘verdes’ en el Continuo, como Grenergy, Solarpac y Soltec, las tres vinculadas a la fotovoltaica, que acumulan caídas en lo que va de 2021 de 34%, 32% y 37%, respectivamente. Una perspectiva que no es halagüeña para el futuro.

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