El activismo tiene en ACS a su mejor objetivo en España

La compañía presidida por Florentino Pérez sería la tercera mejor candidata en el índice Stoxx 600. Entre sus accionistas se percibe cierta tensión, que se ha reflejado en las votaciones en junta

El mercado español no es el más prolijo en activismo, pero contaría con una de las empresas del índice STOXX 600 con más posibilidades de que verse envuelta en una campaña.

Según los rankings que elabora Bloomberg Intelligence en base a una serie de parámetros que incluyen datos como la evolución en bolsa, ratios fundamentales, liquidez, capital libre en mercado… hoy ACS sería una de las tres compañías del indicador con mayores probabilidades de verse envuelta en una campaña activista.

ACS es la tercera de un ranking de 500 valores

Con 83,19 puntos (el 100 indicaría la máxima posibilidad de ser objetivo), la española se coloca solo por detrás de la tecnológica austríaca AMS y de la siderúrgica germana Thyssenkrupp. Las siguientes compañías del IBEX en aparecer en la clasificación son Telefónica y el Banco Sabadell y ya caen a los puestos 50 y 90, respectivamente, en una lista de 500 valores.

Según explica Bloomberg, teniendo en cuenta los datos de los últimos cuatro años, entre las veinte empresas que figuran en el top 20 del ranking al cierre del año, un 10 por ciento se convertirán en un objetivo de los activistas. «Es una probabilidad que triplica la media del conjunto de empresas», avanza.

El peso de la evolución bolsa

Uno de los puntos débiles de ACS, que la empuja hacia la parte alta de este ranking es su evolución en bolsa. El rendimiento en los últimos seis meses de la compañía que preside Florentino Pérez es del -10 por ciento y con una perspectiva de medio plazo su comportamiento es más negativo que positivo.

Así, si bien acumula una rentabilidad del 16 por ciento en un año, cede un 26 y 25 por ciento, respectivamente, en el cómputo a dos y tres años. Con una perspectiva a cinco años, no obstante, suma un 22 por ciento.

Su estructura de capital -otra de las características que analiza Bloomberg- también le otorga puntos para ponerse a la cabeza del ranking. La agencia explica que un punto que anima estos movimientos es un ‘free float’ por encima del 70 por ciento y fija el de ACS en el 75 por ciento.

El elevado ‘free float’ del grupo refuerza su perfil de posible objetivo

Además, destaca la elevada presencia de inversores institucionales en su capital -que casi controlan el 42 por ciento-. Por detrás de Florentino Pérez, con algo más de un 12 por ciento del capital y la propia compañía, que atesora un 7 por ciento de capital en autocartera, se situarían Société Générale, con un 6 por ciento; BlackRock, con un 5% y Capital Group; más de un 3 por ciento.

Al borde de esta participación también se encontraría Norges o Vanguard. Los Albertos (Alberto Cortina y Alberto Alcocer) también permanecerían en el capital, aunque su participación no ha sido actualizada en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) desde 2012 y sería muy inferior a la que figura en el supervisor.

Un activismo clásico, pero también ESG

Los datos que recopila Bloomberg abarcan todas las vías del activismo clásico; que durante muchos años se han centrado en objetivos financieros, cambios en el consejo u operaciones corporativas. Pero también incluye la actividad de los activistas ESG; como las iniciativas de Chris Hohn en Aena o Ferrovial.

Con los inversores responsables cada vez más activos, ACS también puede abrir una puerta al activismo por la vía de la gobernanza. De hecho ya existe un caldo de cultivo de descontento entre los accionistas, que se ha traducido en algunas juntas convulsas por este tema.

Existe un caldo de cultivo de descontento, que se ha traducido en juntas convulsas por temas de gobernanza

La excusa medioambiental también puede ser otro foco. BlackRock, por ejemplo, ya ha lanzado una primera lanza al grupo español recordando que no está cumpliendo con algunas de sus peticiones en esta materia.

En sus recomendaciones de voto para la junta de este año, el segundo mayor inversor institucional de ACS se posicionó en contra de la reelección de Carmen Fernández Rozado como consejera independiente, además de por pertenecer a la Comisión de Nombramientos que propuso su propia nominación, por olvidar algunas de sus exigencias en materia de información.

«La compañía no ha alcanzado nuestras expectativas de presentar datos de sostenibilidad adecuados alienados con SASB«, señalaba en informe de ‘proxy voting’.

El bálsamo de 2021

La junta de accionistas de este año ha sido especialmente tranquila para ACS. Aunque -como es habitual- el informe de retribuciones ha recibido un volumen muy significativo de votos en contra -un 34,4 por ciento y una abstención del 9,668 por ciento-, el resto de puntos del orden del día fueron aprobados con una amplia mayoría y los asesores de voto no fueron especialmente duros.

El mayor ‘proxy’ del mundo, Institutional Shareholder Services (ISS) solo recomendó votar en contra del informe de remuneraciones haciendo énfasis en que «las contribuciones a las pensiones son un motivo de preocupación recurrente», y en que los ajustes realizados en las retribuciones de 2020, por la crisis económica, no estaban alineados con la rentabilidad para el accionista.

Además, señaló que tras la dimisión del CEO, Marcelino Fernández Verdes, la concentración de poder en manos de Florentino Pérez -ya de por sí presidente ejecutivo- aumentaba porque actuaba de CEO «interino».

Las políticas retributivas en materia de pensiones crean suspicacia en los proxy

Corporance, el proxy español integrado en Proxinvest y considerado uno de los más «duros» en materia de gobernanza también recomendó rechazar el informe de retribuciones de 2020.

«Surgen inquietudes por el alto nivel de remuneración tanto de ejecutivos como de no ejecutivos, que están por encima de las de los comparables europeos de ACS», señaló Corporance, que también lamentó que los objetivos no financieros (20 por ciento de la bonificación anual) «no se divulguen».

«Además, teniendo en cuenta las aportaciones anuales a las pensiones del consejero delegado y del presidente ejecutivo, de un 111 por ciento y 64,5 por ciento, respectivamente de sus salarios base, recomendamos a los accionistas oponerse a esta resolución», apostilló en su informe previo a la junta.

El otro único punto del día al que Corporance recomendó oponerse fue al plan de recompra de acciones, pero solo porque excedía su «norma» sobre el precio máximo al que adquirir los títulos.

La dura junta de 2019

Sin embargo, el apoyo no siempre ha sido alto, especialmente cuando se proponen reelecciones de muchos consejeros, ya que uno de los puntos más cuestionados de ACS es la estructura de gobernanza.

El peso de los independientes es actualmente del 33 por ciento; bastante cercano al 27 por ciento de los ejecutivos y la representación femenina en el consejo es de apenas un 20 por ciento. La presencia de dominicales (3-un 20%) y de «otros externos» (3-un 20%) es también elevada.

Esta situación ya ha generado importantes roces con los accionistas en el pasado. En la junta de 2019, la última en la que Florentino Pérez ha sido reelegido presidente, los accionistas a punto estuvieron de bloquear una reelección, la de Joan-David Grimà i Terré, con la categoría de otro externo y que fue elegido por primera vez en 2003, salió adelante con apenas el 50,990 por ciento del capital a favor (el voto en contra llegó al 48,522 por ciento).

La reelección de Florentino Pérez en 2019 contó con la oposición del 35% del capital

Grimà i Terré no fue el único consejero fuertemente penalizado. El propio Florentino Pérez fue reelegido consejero ejecutivo con el rechazo del 35,337 por ciento del capital. El no a Agustín Batuecas Torrego (ejecutivo) superó el 29 por ciento; el de José Luis del Valle Pérez (ejecutivo) rozó el 28 por ciento; en el caso de Antonio García Ferrer (vicepresidente ejecutivo) sí alcanzó ese porcentaje.

Peor parados salieron José María Loizaga Vigur (vicepresidente en 2019, pero falleció en 2020), Pedro José López Jiménez (otro externo), Miguel Roca Junyent (otro externo) y María Soledad Pérez Rodríguez (dominical). Todos fueron reelegidos, pero el rechazo se movió en la banda del 46-37 por ciento del capital.

Institutional Shareholder Services (ISS) recomendó en 2019 votar en contra de todas estas nominaciones, además del informe de retribuciones y de la autorización para emitir bonos convertibles por 3.000 millones eliminando el derecho de suscripción preferente.

En la junta de 2020, las reelecciones volvieron a crear polémica. La de Javier Echenique Landiríbar (dominical) se salió adelante con la oposición del 46,722 por ciento del capital presente en la junta y la de Mariano Hernández Herreros (dominical) con el ‘no’ del 46,745 por ciento de las acciones que votaron.

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