El activismo exige al Santander, BBVA y Caixabank más visibilidad sobre su estrategia de descarbonización

Grandes inversores como Aviva Investors, Fidelity, EOS at Federated Hermes y M&G Investments piden por carta compromisos a corto plazo específicos antes de la junta del año que viene

El activismo colaboracionista continúa lanzando nuevas campañas. La banca, por su importante peso en la economía, es uno de sus objetivos prioritarios y las firmas españolas, que están comenzando a integrarse en los movimientos internacionales ‘net zero’ han entrado en su lista de prioridades.

Un total de 115 inversores, que gestionan de forma común 4,2 billones de dólares, han enviado una carta a entidades financieras de todo el mundo exigiéndoles un mayor compromiso público sobre sus estrategias tanto en biodiversidad, como en descarbonización. La iniciativa está coordinada desde ShareAction.

En dicho grupo se integran inversores como Aviva, Fidelity, M&G Investments, EOS en Federated Hermes, y en la lista de objetivos se encuentran los tres mayores bancos de la bolsa española –Banco Santander, BBVA y Caixabank– y también Abanca e Ibercaja.

El grupo activista se ha dirigido a todas las entidades integradas en la Net-Zero Banking Alliance (NZBA) y estos cinco bancos españoles se han integrado en la iniciativa, que nació en abril de este año.

Más visibilidad antes de la junta de 2022

Los firmantes de la NZBA se han comprometido a presentar en un plazo de 18 meses una hoja de ruta sobre cómo van a descarbonizar sus carteras. Pero este grupo de inversores quiere tener visibilidad antes -concretamente antes de la junta de 2022- sobre estos planes y los objetivos a corto plazo (5-10 años) de todas estas entidades.

«Le instamos a que publique su primera ronda de objetivos y planes antes de la Junta General de Accionistas de 2022. Los objetivos deben cubrir primero a los sectores con mayor volumen de emisiones, como el petróleo y el gas y la energía y los servicios públicos, así como aquellos sectores a los que su entidad está más expuesta», señalan en su carta.

Los inversores tendrán en cuenta los progresos de cada entidad en la junta de accionistas

Los inversores piden a las entidades financieras una respuesta a su carta antes del 15 de agosto. Y ya dejan entrever que serán activos considerando cómo se responda.

«El progreso en estas cuestiones podrían tenerse en cuenta de cara a las votaciones en las juntas, las actividades de ‘engagement’, así como en la votación de posibles acuerdos extraordinarios u ordinarios», advierten.

La gran banca mundial, como objetivo

Además de a los consejeros delegados del Santander, BBVA, Caixabank, Abanca e Ibercaja, esta petición ha sido enviada a los principales ejecutivos de otros 58 bancos.

Entre ellos, Bank of America, BNP Paribas, Citi, Deutsche Bank, Goldman, Crèdit Agricole, Société Générale, HSBC, ING Bank, Intesa Sanpaolo, JPMorgan Chase & Co, Unicredit, Wells Fargo o UBS.

Si, efectivamente, los inversores están dispuestos a ser críticos con los planes de las entidades financieras, la temporada de juntas de 2022 tendrá un marcado perfil medioambiental en la banca.

Porque las exigencias del grupo de inversores no se circunscribe únicamente al proceso de descarbonización de la cartera, también quiere que las entidades objetivo integren el escenario de la Agencia Internacional de la Energía para evitar que el calentamiento global supere los 1,5º.

Algunas de las conclusiones que destaca ShareAction -y que afectan a las políticas de financiación-, serían que ya no es necesario que se desarrollen nuevos proyectos de gas, petróleo o de carbón o que el proceso de descarbonización debe ser rápido.

«La generación eléctrica limpia en el sector energético debe alcanzar el 100 por 100 en 2035 en la OCDE en 2035 y 2040 a nivel global», puntualiza haciendo referencia a la hoja de ruta marcada por la Agencia Internacional de la Energía.

También quiere que se comprometan a restaurar y defender la biodiversidad y que se aseguren de que los estados financieros estén alineados con el Acuerdo de París.

En este punto, hacen suyo el punto de vista de los supervisores financieros, que quieren que los riesgos climáticos estén bien representados en la información financiera de la banca.

Por el momento, es un campo en el que queda mucho por hacer. El propio Banco Central Europeo (BCE) reconoce que la banca europea está muy lejos todavía de sus expectativas supervisoras en esta materia.

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