Guía para lograr una revisión al alza del rating ESG

Estas son las más de veinte razones con las que MSCI justifica subidas en sus calificaciones de sostenibilidad para las empresas del S&P 500

Si es una empresa cotizada, será complicado que pueda eludir hablar de la ESG. Casi todas las entrevistas que hemos realizado este año a consejeros delegados confirman este hecho.

De hecho, los resultados medioambientales, sociales y de gobernanza están ganando importancia para rivalizar con los termómetros financieros o de endeudamiento. «La ESG está dentro ya de los consejos de administración de todo el mundo», apuntó John Kerry, enviado especial de EEUU para el clima en septiembre.

La creciente preocupación por el cambio climático, las desigualdades sociales que está dejando la pandemia y el auge de la ESG parecen indicar que, finalmente, el capitalismo está expiando algunos de sus pecados.

Los beneficios ya no pueden lograrse ignorando el impacto y el coste para el Planeta y sus habitantes.

Esta evidencia contrasta con los problemas que existen para definir la ESG. Pregunte a cualquier miembro de la industria y es probable que escuche tantas definiciones como tesis de inversión.

Para tratar de entender este desorden, hemos investigado los rating ESG con la ayuda de Saijel Kishan.

Estas calificaciones dan la impresión a los inversores de que tienen un indicador con el que comprender el perfil medioambiental, social y de gobernanza de las empresas en su cartera.

Las empresas de ‘notas’ ESG recurren a datos como las emisiones de carbono, las proporciones de género de la fuerza laboral o la composición del consejo y, con esta información, procesan sus hallazgos en un solo valor.

Entre las más de 160 calificadoras y proveedores de datos que existen, MSCI se destaca de forma muy significativa sobre la competencia, algo quedarse con el 40 por ciento de los ingresos generados por la compra de esta información.

Una empresa que logra una calificación «A» otorgada por MSCI estaría asegurando a sus inversores de que existe una alta probabilidad que de que la compañía haga ‘el bien’ para el mundo.

Sin embargo, cuando se profundiza se observa que algunas veces el sistema de la ESG da da la vuelta a la noción misma de la inversión sostenible.

MSCI se queda con el 40% del mercado de calificaciones

Así, en lugar de medir el riesgo que las grandes empresas generan al mundo -por ejemplo a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, uso del agua o trato a los trabajadores-, miden el riesgo que el mundo genera a la empresa.

MSCI no contradice esta apreciación. Defiende su metodología para las calificaciones ESG como la más relevante en términos financieros para las empresas a las que da servicio.

Visto desde dicho prisma, las altas emisiones de carbono de una empresa solo afectarían negativamente a la nota de una compañía si existe un regulación que la fuerce a reducirlas.

Por el contrario, recompensan prácticas empresariales rudimentarias. Descubrimos esta relación analizando 155 actualizaciones proporcionadas por MSCI sobre empresas las del S&P 500, que son una muestra representativa de la economía estadounidense, entre enero de 2020 y junio de 2021.

Teniendo en cuenta los miles de casos analizados, existen algunos hechos que pueden ayudar a una empresa a mejorar su nota ESG:

  1. Realizar una de encuesta de satisfacción entre sus empleados
  2. Adoptar una política de ética empresarial
  3. Incorporar políticas anticorrupción
  4. Adoptar medidas antiblanqueo
  5. Contar con un plan de protección de denunciantes
  6. Darla posibilidad a los empleados de presentar quejas
  7. Ofrecer capacitación o programas sobre diversidad
  8. Proteger los datos de los clientes
  9. Excluir el uso de productos químicos tóxicos
  10. Crear un programa de postgrado o de formación
  11. Ofrecer acciones a los empleados
  12. Incorporar consejeros independientes
  13. Emitir bonos verdes (si es un banco)
  14. Mejorar la calidad de los productos
  15. Mejorar las políticas de reciclaje (siempre que no existe una normativa en contra)
  16. Aumentar las ventas de coches eléctricos (si es una automovilística)
  17. Crear una comisión ESG en el consejo
  18. Reducir la rotación de los empleados
  19. Involucrar a las comunidades locales
  20. Establecer estándares de publicidad responsable
  21. Ofrecer un programa de capitación para empleados
  22. Fijar un objetivo de reducción de emisiones. No es necesario incluir el ‘alcance 3’
  23. Nombrar un director de diversidad
  24. Contratar a un director de seguridad de datos

Cada uno de estos factores fue citado al menos una vez por MSCI como una razón clave para mejorar la calificación ESG de una compañía. De hecho, MSCI citó las reducciones absolutas de emisiones como un factor clave para una revisión al alza solo en una de los 155 actualizaciones.

Es curioso observar lo escasas que son las calificaciones ‘E’ en esa lista. Entre todos los factores citados en las 155 actualización los factores medioambientales solo fueron citados en el 26 por ciento del total de casos.

En la mayoría de esos casos, la referencia se utilizó para empresas que no contaban con suficiente acceso al agua para continuar operando, en vez de ligarlo con la garantía de acceso a un suministro sostenibles para las comunidades en las que operan sus plantas.

Ahora en portada