Cinco años de negociaciones para sumar a Glencore a las ‘Cero Emisiones en 2050’

Carlota García-Mañas, miembro de Climate Action 100+, nos cuenta en exclusiva la negociación con Glencore hasta los últimos compromisos de la multinacional con un plan de emisiones cero en 2050 que someterá a ‘referendum’.

El mayor comerciante mundial de materias primas, Glencore, ha anunciado esta semana que someterá a votación (consultiva) su estrategia climática ante su próxima junta general de accionistas.

Esta iniciativa, aprobada en Junta de Gobierno, es el colofón de muchos años de diálogo ente el gigante minero y los inversores, que sintetizan el trayecto de grandes multinacionales como Glencore para ponerse al día en los compromisos en la lucha contra el cambio climático.

Tras años de negociación, el gigante minero se compromete con el Acuerdo de París

Este diálogo, cuyo último resultado es este ‘referendum’ sobre la estrategia climática, está fundamentado en el colosal esfuerzo realizado por la organización Climate Action 100+, que aúna a 500 inversores globales, con activos gestionados por 52 billones de dólares.

CA100+, que surgió en 2017, está centrada en promover las políticas de descarbonización de la industria entre los mayores emisores de gases de efecto invernadero del mundo, y basa sus objetivos de diálogo en los principios descritos en el Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD): esto es, mejorar y cimentar en las empresas la gobernanza, la gestión del riesgo y la estrategia climática.

CA100+ extiende sus funciones

Mientras los primeros pasos de la andadura de esta organización global se centraron en incrementar la cantidad y calidad de la información climática, desde hace dos años los inversores miembros de CA100+ se han concentrado en requerir a las empresas un compromiso con el Acuerdo de París y, más recientemente y de cara a preparar la COP26, en el requerimiento explícito de comprometer el modelo de negocio con una trayectoria de emisiones cero neta en o antes de 2050.

En 2015 asumí la interlocución con Glencore (y posteriormente a través de Climate Action 100+) para lograr que la multinacional adoptara compromisos en políticas climáticas. Entonces, la empresa hablaba básicamente en términos de promover el “carbón limpio” impulsar las plantas de carbón ‘ultra supercríticas’, lo que en la práctica significa procesos más eficaces, menos carbón y la producción de menos emisiones.

Es decir, las señales hacia un compromiso claro por parte de la empresa no estaban todavía ahí, pero tampoco estaban ahí el liderazgo o la conciencia de lo que el cambio climático iba a representar.

Después de muchas, muchas reuniones, evaluación de estadísticas macroeconómicas, flujos de recursos y capital desde y hacia mercados clave (por ejemplo, China, Australia, Sudáfrica o Colombia), discusiones sobre la ciencia del clima, los informes del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change), finalmente aterrizamos en una declaración en febrero de 2019.

Glencore reconoció entonces las evidencias científicas en el clima, apoyaba el Acuerdo de París y ponía un techo a su producción de carbón en 150 millones de toneladas anuales.

Glencore ha puesto un techo a su producción de carbón en 150 millones de toneladas anuales

Muchas, muchas más reuniones después, en diciembre de 2020, Glencore sorprendió a los mercados una vez más con un objetivo; un compromiso inesperado: la empresa se comprometía a reducir sus emisiones – y a compensar si quedaba alguna residual- hasta que sus emisiones netas llegaran a cero en el año 2050.

Y cubriendo tanto el ‘scope’ 1 (emisiones directas de activos propios o bajo control), scope 2 (emisiones indirectas por el consumo energético adquirido) y scope 3 (otras emisiones indirectas derivadas de la cadena de valor). Y ajustándose además a los escenarios más estrictos del IPCC y la Agencia Internacional de la Energía (IEA, en sus siglas en inglés).

Como decimos en el Reino Unido, “la prueba está en el postre” (the proof is in the pudding), pero con el compromiso expresado esta semana por Glencore de someter su estrategia climática a votación entre su accionariado, la empresa está llevando su estrategia de descarbonización un paso hacia adelante.

Desde mi punto de vista, el ofrecimiento voluntario de la empresa de ‘rendir cuentas climáticas’ es una prueba de coraje de sus líderes, del valor del diálogo con los inversores, y de la importancia de la ciencia, la información y el compromiso de crear relaciones entre inversores y empresas, fundadas en el respeto mutuo y la creación de valor a largo plazo.

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